viernes, 29 de mayo de 2009

La iglesia, el candelabro de Dios Apoc 3:20

Iglesia Roca de Salvación
2118 N CENTRAL PARK AVE
CHICAGO ILLINOIS 60647.


APOCALIPSIS 3:20

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo


Ezequiel vió la partida de la gloria de Dios del templo. La shekinah (gloria de Dios) partió de entre los querubines hasta el umbral del templo (Ezequiel 9:3; 10:4) desde el umbral del templo (Ezequiel 10:18) hasta el Monte de los Olivos (Ezequiel 11:23) el templo fué sucedido por la sinagoga, un lugar sin la presencia de Dios.
Pablo hablando a las iglesias gentiles da una advertencia: “Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará (Romanos 11:,21), algunas iglesias habían caído. La iglesia de Corintos y Efeso habían ignorado los dones del Espíritu (1 Corintios 12:1-11; Efesios 4:11), otros habían crucificado nuevamente al Hijo de Dios (Hebreos 6:6).
Según lo evidencia la división del catolicismo romano de unas doscientas asambleas no católicas-romanas, con la desaparición de una vieja orden, aparece siempre un nuevo orden, así con la desaparición del judaísmo, empezaba a establecerse la luz del cristianismo. El candelabro de Dios en el mundo era Jerusalén con su templo donde Dios, en primer lugar, tenía su habitación. Cuando el tiempo vino para su destrucción, el ungido (Mesías, Cristo) apareció. Entonces vino Pablo, el apóstol a los gentiles. La luz del cielo fué transferida lentamente del templo y de la ciudad de Jerusalén. El Mesías estaba preparando un nuevo candelabro, la institución gentil local de la iglesia. Cristo actualmente se prepara para juzgarla, como juzgo a Israel, su antiguo candelabro. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo”. Cristo se detiene, haciendo una pausa, invitando tanto a instituciones como a individuos a que entren en una nueva relación con él. A la iglesia de Filadelfia, Juan el Teólogo le dice: “Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.”
El judío, el gentil y la iglesia tienen razón que sospechar que todo no está bien con sus instituciones y con sí mismos. Esto se aplica a los rabinos judíos, sacerdotes católicos, protestantes ministros, todas las congregaciones y ciudadanos, cristianos y no cristianos. Nuestra responsabilidad, personal e institucional, se relaciona directamente con la oportunidad que hemos tenido de conocer su voluntad, propósitos y expectativas. “Y ese siervo, que sabía la voluntad de su señor, y no se preparó a sí mismo, tendrá la justa retribución. Él ahora está revelando su voluntad completa a diferencia del entendimiento parcial e incompleto del pasado. Un juicio simple, sin reservas es la condición previa para esta nueva y maravillosa caminata con él. La invitación es a tomar este salto de fe y abrazar al donante de toda la gracia, Cristo. Es una fe de mente y de corazón. Es sencillo “Pida y la recibirá.”


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