lunes, 7 de septiembre de 2009

Normas de Evangelizacion en hospitales Mateos 25:36,40

Iglesia Roca de Salvación
2118 N CENTRAL PARK AVE
CHICAGO ILLINOIS 60647.
Estados Unidos de Norte América





Mateo 25:36, 40


Estuve...enfermo, y me visitasteis...De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis

Hoy estamos contestando la petición de Ángel R Díaz, uno de nuestros más asiduos lectores. Muy antes de comenzar es necesario establecer que Cristo dejó una comisión a la iglesia de evangelizar el mundo, pero no propuso una metodología detallada sobre evangelismo, por lo que corresponde al evangelista elaborar un plan de alcance teniendo en cuenta las situaciones y posibilidades del lugar que quiere evangelizar y los recursos con los que el mismo cuenta, esto es debido a que en todos los países y lugares no existen las mismas condiciones, esto es: peligros, realidades, circunstanciales etc. El primer pasó pues que se debe dar al querer alcanzar una zona es elaborar un estudio de la misma que incluya todos los recursos con que se cuenta, y las metas y métodos a mediano y corto plazo a las que quiere llegar y que puede emplear.

En cuanto a la capellanía de hospitales y la evangelización en centros médicos, hay principios generales que si podemos aportar y que estamos puntuándolos a continuación

1. Llame primero. Si es posible hablar por teléfono, pregúntele al paciente si se siente bien como para recibir una visita y cuál sería el mejor momento. Puede ser que tenga programado un análisis o terapia. Aunque es ideal llamar antes de ir, no siempre es práctico. Cuando no sea posible, arriésguese, pero esté preparado para retirarse si las circunstancias así lo dictan.

2. Visite antes de la cirugía. Este es el momento en que el paciente puede sentir la mayor ansiedad y necesitar que alguien le tome la mano y lo tranquilice. El paciente necesita sentirse confiado acerca de la cirugía. Los minutos, las horas o los días previos a la cirugía necesitan estar llenos de la esperanza de un resultado favorable que promoverá la curación. Como visita, uno puede alentar estos sentimientos.

3. Toque. Uno de los peores temores del paciente es estar aislado y no poder recibir visitas. Parte de la depresión del internado es consecuencia del hecho que nadie lo puede tocar. Un contacto suave le comunica al paciente nuestra preocupación. Un abrazo puede obrar maravillas en alguien que está sufriendo emocionalmente. (¡Tenga cuidado con el suero y demás agujas para no lastimar un punto tierno!)

4. Reconozca las señales que le indican cuándo debe retirarse. Si el paciente parece estar incómodo, tener sueño o sentir dolor, retírese con naturalidad. Las visitas cortas y frecuentes son las mejores. El promedio de la duración de la visita es de quince a veinte minutos.

5. Tenga consideración de los compañeros de sala del paciente. No hace falta que susurre. Una voz normal y controlada es aceptable.

6. Déjele saber al paciente que no le molesta hablar de temas sensibles, incluyendo la muerte.

7. Guarde cualquier información recibida como confidencia a no ser que tenga permiso para compartirla con otros. Su amigo le puede contar algo que debe quedar entre ustedes. Si luego él escucha de terceros lo que le contó, le costará volver a compartir las cosas con usted.

8. No dé esperanzas falsas. Aunque nunca se debe desterrar toda esperanza, manténgala dentro del ámbito de la realidad.

9. Mantenga un contacto visual cómodo. Esto generalmente significa estar en el mismo nivel que el paciente o más abajo. No lo obligue a esforzarse, a cambiar de posición o a mirar a contraluz para verlo. Pararse demasiada cerca del paciente, aparte de darle un panorama poco estético de sus fosas nasales, puede causarle la sensación sicológica de estar dominando. Después de todo, usted está sobre él, mirando hacia abajo.

10. Procure no programar su visita en el horario de comida. Ya es bastante incómodo comer en cama sin tener que participar en una conversación con la boca llena. ¿Alguna vez trató de comer mientras alguien lo observaba? La excepción sería que el paciente necesitara ayuda para comer. En ese caso las atareadas enfermeras agradecerán su ayuda.

11. Retírese cuando el médico entra en la sala (a no ser que el paciente le haya pedido que se quede para ser un “segundo oído”, para ayudarle a tomar apuntes, formular preguntas, etc.).

12. Converse sobre temas agradables. ¿De qué hablarían si estuvieran sentados a la mesa en su casa?, puede comprarse un libro de promesas o un devocionario para la ocasión. Le sugiero el de Luis Palau

13. Recuérdele a su amigo otras victorias personales. Anime al paciente a tomar de esa fuerza interior. Exprese la confianza de que la crisis actual también puede ser superada. Asegúrele de su presencia cuando el dolor y la desilusión parecen dominar el día.

14. En lo posible, consiga información actualizada acerca de la enfermedad la persona. Hay organizaciones que tratan con casi cualquier enfermedad y que pueden proveerle folletos informativos. Muchas comunidades tienen grupos de apoyo. Consiga una lista de nombres y números telefónicos de tales grupos. Mucha de la ansiedad del paciente es resultado de una falta de información adecuada acerca de su enfermedad. Al leer el material, usted mismo puede ser más comprensivo y de más ayuda ante las preguntas y los temores del paciente, pero anímelo a conseguir más información del médico o que le pida a un pariente que lo haga por él.

15. Respete los carteles y las indicaciones que se encuentren en la puerta del cuarto del paciente. En su mayoría éstos se han puesto para la protección y el bienestar del paciente. Puede ser que el sistema inmunológico del paciente no esté funcionando adecuadamente o que necesite descansar. Consulte a la enfermera por si ha habido un cambio no registrado. Si el paciente está en cuarentena, es posible que pueda verlo después de tomar las precauciones que correspondan. Pídale ayuda a la enfermera y respete las reglas del hospital.

16. Consulte a la enfermera acerca de la movilidad del paciente antes de sacarlo de la cama o llevarlo a caminar. Puede haber restricciones o necesidad de algún control médico constante, o puede ser que se considere que hay “un alto riesgo de una caída”.

17. Cerciórese de la dieta del paciente antes de ofrecerle algo para comer o beber. Un inocente vaso de agua puede hacer un daño tremendo si el paciente no debe ingerir líquidos. Busque indicaciones pertinentes alrededor de la cama y pregúntele a la enfermera. El paciente puede no estar al tanto de las restricciones o estar tentado a evadirlas con un cómplice inocente.

18. Hable del mundo exterior. Esto ayuda a aliviar la sensación de que el mundo está pasando de largo mientras el paciente yace en la cama. ¿Oyó algunos buenos chistes últimamente? Compártalos. ¿Conoce alguna buena noticia acerca de amigos mutuos? Cuéntela.

19. Siéntese cerca. Quedarse de pie en el extremo opuesto del cuarto no inspira confianza ni intimidad y puede hacer que el paciente se sienta contagioso, aunque no sea éste el caso.

20. Llame a la puerta y pida permiso antes de entrar a un cuarto, especialmente si la puerta está cerrada o la cortina está corrida. El paciente puede estar haciendo sus necesidades o bañándose, o estar de algún modo incapacitado para recibir visitas.

21. Muéstrese alegre. Muchas veces una sonrisa es lo más refrescante que ve el paciente en todo el día.

22. Peine al paciente, lávele el cabello, aféitelo, córtele la barba, de le un masaje. Si es mujer, también hágale una manicura, un peinado y maquíllele el rostro. Por supuesto, tendrá que conseguir el permiso y la cooperación del paciente, pero ésta puede ser una forma muy válida de hacerle sentir que es una persona especial. ¡Es increíble lo bien que se sienten los hombres y las mujeres cuando están presentables!

23. Visite si ha prometido hacerlo. Cumpla las promesas. Muchos pacientes esperan la visita prometida de aquel pariente o amigo que dijo que iba a ir, para sufrir una gran desilusión cuando no aparece.

24. Juegue. Recuerdo que mi mamá llevaba consigo crucigramas para jugar conmigo. Esto acortaba muchas horas de aburrimiento. Por supuesto, no olvide la condición y la energía del paciente.

25. Haga que el paciente se sienta útil. Decirle a la persona internada que todo está de maravillas en casa sin ella puede hacerle sentir que ya no hace falta. Pida consejo. Hágale saber que cuando vuelva, las cosas andarán mejor en el hogar, en la oficina, en la iglesia, etc.

26. Evite el uso de términos condescendientes. El uso de nombres que generalmente aplicamos a los niños hace que el paciente se sienta más impotente. “Señor” o “señora” demuestra más respeto para la gente mayor a no ser, por supuesto, que estén emparentados o que se conozcan bien de antes.

27. Pregunte cómo puede ser útil. Hay mucha diferencia entre decir: “Avísame si puedo hacer algo”, y decir: “¿En qué te puedo ayudar?” Es más probable que el paciente responda a esto último que a lo primero. En algunos casos puede hacer falta una pregunta directa, como: “Puedo llevarte algo al correo?”

28. En lo posible, mantenga la puerta en su campo de visión para no estar tentado a darse vuelta cada vez que alguien pasa por la puerta o cuando oye un ruido extraño.

29. Según las reglas del hospital, el aguante y el permiso del paciente, lleve niños de visita. Si se portan bien, pueden cambiar todo el ambiente. Si van a ver tubos y agujas, prepárelos de antemano y explíqueles que todas esas “cosas” están haciendo mejorar al paciente.

30. No haga preguntas incómodas. Algunas preguntas inapropiadas serían: “¿Por qué estás internado?” “¿Qué tienes?” Aunque podemos sentir curiosidad acerca de su cirugía, enfermedad o tratamiento, si el paciente no toca el tema generalmente significa que no lo quiere tratar.

31. Considere la visita como una visita social, no una obligación. Mantenga la imagen de hospitalidad. Comparta noticias sobre amigos mutuos. Originalmente el término “hospital” se refería a un lugar de refugio y de descanso donde los viajantes recibían un trato amable y cortés.

32. Sea sensible por la forma en que expresa sus propias ansiedades. La charla incesante, los gestos, o la risa en momentos inapropiados son señales inequívocas de ansiedad.

33. Mantenga el contacto. El aburrimiento y el aislamiento son los grandes enemigos de los internados.

34. Léale al paciente, si le gusta que lo haga. Podría encontrar un artículo interesante en una revista que le gustaría compartir. Las historias humorísticas son muy buenas; cualquier oportunidad para reír es apreciada. Esto no significa tratar de levantarle el ánimo si está deprimido. Sencillamente estará compartiendo tanto lo bueno como lo malo.

35. Deje que el paciente llore. Esto también incluye a los hombres. No deje que el llanto lo avergüence. Usted también puede soltar algunas lágrimas mientras no pierda el control emocional y deje de alentar al paciente. Si éste se empieza a disculpar por ser infantil, dígale lo bien que le puede hacer el llanto. Cuéntele cómo lloró Jesús cuando estaba triste. Las lágrimas representan un bien muy humano y valioso.

36. Apoye su pérdida, cualquiera que sea. El paciente puede estar lamentando la pérdida de una manera de vivir que debe cambiar, la pérdida de un miembro del cuerpo, la pérdida de independencia, o de alguna otra cosa. Algunas pérdidas son temporarias, mientras que otras son permanentes. Sea cual fuera el caso, hágale saber que tiene el derecho de lamentar esa pérdida y que lo comprende.

37. Ofrezca cuidar la casa, regar las plantas, alimentar los animales; o hacer mandados tales como ir a la tintorería, al correo, hacer arreglar el auto, etc.

38. Siéntese y dedíquele un buen tiempo al paciente. A lo mejor hará falta ir en busca de una silla o arrastrarla de una punta del cuarto a la otra. No importa. Si permanece de pie, el paciente tendrá la impresión de que está apurado para irse.

39. Enfoque la conversación en el paciente, no en sus propios problemas. Siga el hilo de la persona a la cual está visitando en cuanto a temas y a lo que comparten. Permita que el paciente tome la iniciativa en lo que sucede. Recuerde que hacemos la visita con el permiso del paciente. Por lo tanto, hay que permitir que él esté a cargo de la visita.

40. Como miembro de familia, pregúntele a la enfermera si hay algo que usted no entiende. Una enfermera dijo: “Trate de no sentir que está estorbando a la enfermera. Siéntase cómodo; no molesta.” Considérese parte del equipo médico. ¡Lo es!

41. Lleve una sorpresita. Aquí hay algunas ideas: revistas, libros (inspiradores, graciosos, educacionales), juguetitos de cuerda (aun para adultos), animales de peluche, globos, casetes (música o charlas), flores/plantas, papel de carta y lapicero, comida o bebida (con el permiso de la enfermera), materiales para tejer o armar, un cesto con artículos de belleza, fotos, el boletín de la iglesia, juegos, un espejito de mano, chistes, rompecabezas, algo que recuerde un acontecimiento especial. Un paciente recibió un cesto con varios regalitos envueltos individualmente y con indicaciones para abrir uno por día.

42. Ofrezca hacer llamadas telefónicas, escribir notitas, enviar cartas.

43. Termine bien la visita. No dé una excusa para irse. Dígale al paciente cuánto le gustó verlo y con cuánta anticipación espera la próxima visita. Retírese mientras el paciente se sienta bien por lo que han estado haciendo para poder retomar las cosas en el mismo tono durante la próxima visita.

44. Dependa del Señor para que lo dirija durante su visita.

45. No hable con el equipo médico o con la familia en voz baja como tratando de que el paciente no oiga. Esto puede ser alarmante y terminar en una mala interpretación por parte del paciente.

46. No se siente en la cama del paciente. Esto puede apretar la sábana sobre los pies del paciente; puede interferir con los tubos; los molimientos de la cama pueden ser muy incómodos para el paciente.

47. No tome a pecho la actitud negativa del paciente. Puede estar enojado, deprimido o sencillamente malhumorado. Es resultado de su temor y frustración y no de algo que usted haya hecho. Sea paciente. Ya mejorará de humor.

48. No desobedezca las reglas del hospital. Respete las horas de visita, límites de edad y cualquier otra regla establecida por el hospital.

49. No lisonjee al paciente. Decirle a una persona enferma que se ve muy bien cuando no es cierto es poco sincero y no ayuda en nada. Por otra parte, la expresión sincera de un mejoramiento observado puede ser alentadora.

50. No le cuente sus problemas al paciente. Los internados ya tienen bastantes problemas. Recuerde: el énfasis debe estar en el dolor de cintura del enfermo, no en el suyo.

51. No mire el reloj. El paciente va a pensar que está apurado. El mensaje debe ser que el paciente es más importante que cualquier otra cosa que tenga que hacer.

52. No demuestre su aversión ante olores, tubos, agujas, etc. Una estudiante de enfermería moribunda escribió: “Siento tu temor. Y tu temor aumenta el mío.”

53. No niegue los sentimientos del paciente. Si el paciente dice que quiere darse por vencido, ayúdelo a clarificar esos sentimientos, Afirme, no sermonee. No es productivo decirle: “No debería sentirse así.”

54. No haga promesas que no pueda cumplir ni ofertas que no pueda concretar. El paciente sabrá que puede confiar en usted por la forma en que cumpla sus promesas.

55. No corrija las respuestas ni termine las historias del paciente. Es muy tentador tratar de ayudar a alguien que está luchando por encontrar la palabra justa. Las víctimas de embolia cerebral son especialmente susceptibles a que se les “ayude” a decir algo. Puede ser muy humillante para el paciente.

56. No dé nada por sentado. Permita que el paciente le diga cómo se siente y qué le está pasando. Dar por sentado que ya lo sabe le impide escuchar bien.

57. No defienda a Dios, ni a nadie, ni a nada.

58. No juzgue. Es fácil criticar cuando uno se siente bien. Evite el uso de palabras tales como “debería” o “tendría”. No cuente de gente en situaciones similares para expresar su desaprobación. Aunque crea que es una buena manera de presentar una opinión, es muy transparente.

59. No critique al médico ni el tratamiento prescrito. El paciente necesita confiar en ambos. Pero puede animarle a hacerle preguntas al médico si tiene dudas acerca de su condición o del tratamiento.

60. No despierte al paciente, a no ser que la enfermera le dé permiso para hacerlo; deje una nota diciendo que estuvo de paso.

61. No visite al paciente el día después de una cirugía mayor. El paciente operado tiende a estar adormecido y muy incómodo.

62. No trate de alegrar al paciente cuando en realidad quiere hablar de lo asustado que está.

63. No use la palabra “nosotros” para hablar acerca del paciente. Decir: “¿Cómo estamos?” o “¿Nos sentimos mejor hoy?”, no sólo suena tonto sino muy condescendiente.




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