LA PROSPERIDAD REQUIERE DE UN CEREBRO Fecha 2/22/13
Con sabiduría se edifica una casa y con
prudencia se afianza; con conocimiento se llenan las cámaras de todo bien
preciado y deseable PROVERBIOS 24: 3 Y 4.
Este pasaje está refiriéndose a tres actividades del
intelecto humano como el origen de toda prosperidad genuina. A) Sabiduría
(Heb-Chokmnah) B) Prudencia ( Heb-Tabuwn) C) Conocimiento ( Heb-Dajath). Estos
tres conceptos no tienen connotación moral sino mental. Mediante una
administración prudente una persona puede levantar un hogar o negocio de la
ruina o desde cero. Una mente sabia encuentra recursos para todo y una solución
para todo. Aun cuando hay momentos que la fuerza es el factor primordial para
ganar la batalla, la sabiduría halla los medios o la estrategia para vencer.
La sabiduría en el pensamiento hebreo incluye
industriosidad, honestidad y sobriedad, es el conocimiento llevado a la
práctica. Es la capacidad de juzgar pensar y actuar con cordura. La prudencia,
por su parte es el conocimiento de lo
bueno y de lo mano y optar por el primero, la prudencia es lo más importante
del valor. Finalmente el conocimiento es tener noción o entendimiento sobre
alguien o algo. Una es la raíz de la otra, por lo que no existe una sin la
otra, son tres niveles en el conocimiento humano. Una persona realmente
inteligente tiene las tres. LA VERDADERA PROSPERIDAD ADEMAS DE FE REQUIERE DE UN BUEN CEREBRO. EN OTRAS PALABRAS,
HAY QUE UTILIZAR EL CEREBRO DE VARIAS FORMAS.
La sabiduría hebrea a diferencia de la griega (Sofía)
provenía de la ley no de la especulación humana. El sabio es, según la Torá, una persona que permite que su
vida sea guiada por los preceptos dados
por Dios. La prosperidad duradera no está basada en ninguna estratagema terrenal,
solo la prosperidad que viene de Dios, da resultados permanentes. La piedad y la prudencia en los asuntos externos, juntas completan
al hombre sabio.
Cuando olvidamos estos sagrados principios entonces
ocurren varias cosas.
- No determinamos nuestros éxitos por los estándares de Dios sino por los humanos.
- No aprendemos de los errores
- Reaccionamos en vez de responder
- Somos derrotados con facilidad
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