Lucas 9:27-36
¿A que se refería Jesucristo cuando dijo: «Hay algunos de los que están aquí, que no gustaran la muerte hasta que vean el reino de Dios»? (v. 27). Esta pregunta no tiene fácil respuesta. Algunos piensan que el reino de Dios llego, en juicio, cuando la destruccion de Jerusalén, aunque no vemos el reino entonces ni allí. Otros afirman que esta predicción se cumplió en Pentecostés por la venida del Espíritu Santo, cuando aquel reino, que no es de este mundo, fue establecido en los corazones de los que creyeron en Jesús. Quizás si; pero ¿por que se refirió Jesús a que algunos lo verían en lugar de conocerlo experimentalmente? Mirando cuidadosamente lo que sucedió ocho días después en el Monte, cuando algunos de ellos que estaban allí estuvieron también con El, ¿,no vemos caracteristicas visibles de aquel reino invisible de Dios que estaahora dentro de nosotros? Hubo:
¿A que se refería Jesucristo cuando dijo: «Hay algunos de los que están aquí, que no gustaran la muerte hasta que vean el reino de Dios»? (v. 27). Esta pregunta no tiene fácil respuesta. Algunos piensan que el reino de Dios llego, en juicio, cuando la destruccion de Jerusalén, aunque no vemos el reino entonces ni allí. Otros afirman que esta predicción se cumplió en Pentecostés por la venida del Espíritu Santo, cuando aquel reino, que no es de este mundo, fue establecido en los corazones de los que creyeron en Jesús. Quizás si; pero ¿por que se refirió Jesús a que algunos lo verían en lugar de conocerlo experimentalmente? Mirando cuidadosamente lo que sucedió ocho días después en el Monte, cuando algunos de ellos que estaban allí estuvieron también con El, ¿,no vemos caracteristicas visibles de aquel reino invisible de Dios que estaahora dentro de nosotros? Hubo:
I. Un rostro cambiado. «Y entretanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra» (v. 29). Si tomamos el rostro como la expresion exterior de la condición interior del alma, entonces no podemos estar en el reino de Dios sin tener un rostro alterado. Los que están en el reino de Dios han pasado de las tinieblas a su luz admirable. El efecto exterior de este cambio interior tiene que ser «como la luz brillante». «Si no os volvéis y os hacéis como los niños, de ningún modo entrareis en el reino de los ciclos» (Mt. 18:3).
II. Un vestido resplandeciente. «Su vestido [se hizo] blanco y resplandeciente» (v. 29). El vestido blanco es emblemático de la justicia de los santos (Ap. 19:8). Es una blancura que ningún lavador de la tierra puede producir (Mr. 9:3). Todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia. A los ojos de Dios el Padre, el vestido de la justicia de Cristo era siempre blanco y resplandeciente (Mt. 3:17), pero ahora la gloria de su vida escondida es manifestada, y ellos fueron «testigos oculares de su majestad» (2 P. 1:16). El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, y paz, y gozo enel Espíritu Santo. Así será la apariencia de Cristo cuando aparezca por segunda vez sin relaci6n con el pechado para salvacion (He. 9:28).
III. Comunión celestial. «Y he aquí dos varones que hablaban con el, los cuales eran Moisés y Elías» (v. 30).La comunión con el Invisible (el Padre y el Hijo) es una característica señalada del reino de Dios. Los que pertenecen al reino están en perfecta armonía con la ley y los profetas, representados por Moisés y Elías, y serán coparticipes de la resurrección y translación que ambosrepresentan. Espiritualmente ya hemos sido resucitados de entre los muertos (Col. 2:13), y trasladados al reino del amado Hijo de Dios (Col. 1:13), y hemos sido sentados en lugares celestiales (Ef. 2:6). A la venida de Cristo en aquella gloria que fue revelada en el Monte habrá con El aquellos que, como Moisés, habrán sido resucitados de entre los muertos (1 Ts. 4:14), y también aquellos que, al modo de Elías, habrán sido arrebatados para reunirse con el Señor en el aire (1 Ts. 4:15-17). El reino de Dios es el reino de su gloria salvadora.
IV. Un interés particular en la muerte de Cristo. «Hablaban de su partida» (v. 31). Otra característica especial del reino de Dios es que la MUERTE DE CRISTO es el centro de un interés incesante y profundo. Todos los pertenecientes al reino deberían siempre ser conscientes de que están allí en virtud de su cruz y de susangre. Aprendamos de la conversación de los glorificados en este Monte que la muerte expiatoria del Cordero de Dios debería ser lo mas prominente en nuestros corazones y mentes en medio de nuestros mas grandes privilegios y bendiciones. La cruz es la clave de la gloria; es el fundamento del reinado de la gracia.
V. Una nube de gloria. «Vino una nube que los cubrió»(v. 34). Esta nube, llamada «la excelente gloria» (2 P.1:7), era el símbolo visible de la envolvente presencia de Dios, en la que viven, se mueven y tienen su ser los hijos del reino. Permanecer en El es otro rasgo característica de aquellos que están en el reino de Dios (1 Jn. 2:28). Al entrar ellos en la nube, al cubrirlos la nube, así podemos nosotros por la fe entrar en «su luz maravillosa» por el cubrimiento del Espíritu Santo. La gloria cubrídora, envolvente, de su presencia puede ser nuestra ahora por medio de aquel otro abogado que mora en nosotros, y de quien Jesús dijo: «E1 me glorificara» (Ro. 8:28).
VI. Una voz dando honra a Cristo. «Vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a el oid» (v. 35). Aquella voz suave y apacible que reconoce a Jesús como el Hijo de Dios es otra característica bien definida del reino. Esta voz del cielo sigue hablando en la tierra a todos los que por la gracia han llegado a estar bajo el bendito gobierno del Señor como Rey.Fue oída por primera vez cuando Jesús tomo el lugar de los pecadores, y se entrego a Si mismo para el perfecto cumplimiento de la voluntad de Dios (Mt. 3:17). Jesús buscaba la honra que solo de Dios viene, y la alcanzo. ¿Estamos nosotros buscando la honra los unos de los otros (Jn. 5:44).
VII. Una experiencia gozosa. «Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es que nos estemos aquí» (v. 33). Cuando Pedro dijo «Hagamos tres tiendas» estaba hablando insensatamente y en ignorancia, porque el glorificado no puede morar en templos hechos con manos; pero cuando dijo«Maestro, bueno es que nos estemos aquí» estaba expresando los profundos y dichosos sentimientos de su alma. Es bueno para nosotros estar en una compañía como esta, oír esta voz, y estar rodeados de esta gloria. Bienaventurados los tales, porque de ellos es el reino de los cielos. «E1 que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.»
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