miércoles, 10 de marzo de 2010

Final desastroso de Judas Mateos 27:3-10

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Final desastroso de Judas

Mateos 27:3-10 (sección #2)


Entonces Judas, el que le había entregado, al ver que era condenado, sintió remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: — Yo he pecado entregando sangre inocente. Pero ellos dijeron: — ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Es asunto tuyo! Entonces él, arrojando las piezas de plata dentro del santuario, se apartó, se fue y se ahorcó. Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: — No es lícito ponerlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. 7 Y habiendo tomado acuerdo, compraron con ellas el campo del Alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por eso aquel campo se llama Campo de Sangre, hasta el día de hoy. Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según el precio fijado por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del Alfarero, como me ordenó el Señor.

Pasajes paralelos

(Hechos 1:18-19).

Solamente el evangelio de Mateos de los evangelistas, narra este episodio. Y lo intercala aquí, probablemente por un procedimiento de “eliminación,” para seguir después mejor el “cursus” del proceso y muerte de Cristo. La misma fórmula introductoria “entonces,” que comúnmente utiliza Mateos como soldadura literaria lo indica.
Este proceso de cambio en Judas sucedió cuando Cristo fue “condenado.” El texto pone que se “arrepintió” (metameleceis), se le mudó el ánimo. No podría negarse que Judas, en un primer momento, pudiese tener un verdadero arrepentimiento, pues el verbo puede expresarlo. Pero el arrepentimiento verdadero da otros frutos. Es muy frecuente en los criminales arrepentirse de su crimen después de consumado éste. Como un primer fruto de este arrepentimiento, tomó los 30 siclos, y, yendo al templo, se dirigió “a los príncipes de los sacerdotes y ancianos.” Acaso se dirigió a un grupo de estos sanedritas. Este hecho de protestar la inocencia de Cristo y luego arrojar los 30 siclos sugiere fuertemente que Judas quiere deshacer la ejecución del mismo. Pero no encontró en aquéllos más que el mayor sarcasmo, echándole la culpa a él: “¿A nosotros qué? Viéraslo tú.” Fórmula usual de rechazo. El contraste de esta respuesta, en que no se hace aprecio de la venta traidora que se hizo de Cristo, para repararla, resalta más fuertemente al compararlo con la legislación ideal judía, que para protección y garantía de los reos establecía la protesta o apelación hasta en el mismo camino del suplicio. Entonces Judas, desesperado, arrojó en el pavimento del templo aquellos 30 siclos. Esto fue en el lugar donde se encontró con ellos, y como una protesta, plástica y auténtica, del contrato de la venta de Cristo. Mateos narran, en su forma sintética, que, saliendo de allí, se “ahorcó.” Pudo ser en aquel momento de desesperación, o días después, en un “aumento” de remordimiento. En los Hechos de los Apóstoles se hace una pintura colorista y deliberadamente trágica de su muerte, para acusar así la infamia de su acción (Hechos 1:18). Los príncipes de los sacerdotes hicieron recoger aquellas monedas. Pero no se podían poner en el tesoro (qorbana) del templo, donde se guardaban las ofrendas. El motivo es que eran “precio de sangre.” Y acordaron en consejo comprar con ellas “el campo del Alfarero para sepultura de los peregrinos.” Estos peregrinos son indudablemente, para los judíos, los de la diáspora, ya que para los gentiles era la autoridad romana la que tenía que ocuparse de ello. El evangelio dice que por eso se llamó aquel campo “Campo de la Sangre” (haqel = campo; dema'=sangre). Parecería que lo hubiese sido por ahorcarse allí Judas. Pero en los Hechos de los Apóstoles se da otra razón: Judas “adquirió un campo con el precio de su iniquidad.” Lo fue, pues, por haberse comprado con el precio de la venta de Cristo, que era “precio de sangre.”El hecho de la compra así de este cementerio tuvo gran divulgación en las primeras comunidades cristianas. Jerónimo, en el Onomasticon, lo sitúa en la orilla derecha del Wuadi-er-Rabab y, algo encima de su confluencia con el Cedrón .Con ello Mateos ve el cumplimiento de una profecía. Los rabinos veían sentidos múltiples en la Escritura (cabala). Ha habido mucho debate sobre la forma en que los escritores del Nuevo Testamento citan el Antiguo Testamento. Mateos ve en las expresiones del profeta un trasfondo de aplicación a la pasión de Cristo, y su argumentación es concluyente para aquel auditorio que aceptaba la versión griega. Pablo utilizaba muchas veces argumentaciones de la versión alejandrina para probar su doctrina aun en textos que difieren grandemente del original hebreo .En la mentalidad biblista judaica era preciso colorear todas las ideas de expresiones bíblicas viejotestamentarias, y para ello se utiliza el texto sagrado en el modo más diverso, acudiendo a sus diversos sentidos, literal, típico y acomodaticio. En sus argumentaciones apologéticopaneréticas no se trataba de aquilatar exegéticamente el sentido de cada texto, sino de utilizarlo según requerían las circunstancias prácticas y la calidad del auditorio.
Así, este cumplimiento está hecho en este sentido amplio. El texto es una mixtificación de dos, uno de Jeremías (32:6-15) y otro de Zacarías (11:12-13). De estas profecías, lo que se quiere destacar es :a)la compra de un campo (Jeremías ); b) a un alfarero (Zacarías);c) se destaca el precio rumboso en que te han apreciado (Zacarías),que era el precio de un esclavo (Ex 22:32);d) y se precisa la coincidencia: 30 siclos de plata (Zacarías);) posiblemente se puede ver también algún intento de Mateos, al aludir a este pasaje de Zacarías, aunque aquí no lo dice explícitamente, el hecho de que esos siclos se “los tire.” Sin embargo, ambas citas proféticas vienen puestas bajo el solo nombre del profeta Jeremías. Las explicaciones que de esto se dieron son las siguientes: a) por faltar la palabra Jeremías en algunos códices, piensan que primitivamente sólo figuraba la palabra profeta, y que el nombre sería añadido posteriormente por algún copista. Pero no explican su presencia en la masa de códices; b) Jeremías tenía el lugar principal entre los profetas; por eso, sus profecías venían al principio de los libros proféticos. Así, citar a Jeremías era citar, bajo el nombre más representativo del grupo canónico de los profetas; c) por estar redactado a manera del procedimiento rabínico. Cuando usaban varios textos de diversos libros sagrados, los citaban bajo el autor más conocido de esos textos, que aquí es Jeremías.
Quizás la lección mas grande que obtenemos de la vida de Judas es la que nos enseña que la confesión de los pecados y el reconocimiento de los meritos de la obra de Cristo no es suficiente, en judas hubo un reconocimiento y un arrepentimiento que podían traer mejores cosas, pero lejos de terminar en buenos frutos, terminó en desesperación y muerte. Si nosotros vemos solamente nuestro pecado y la bondad de Cristo, bien podemos perder cualquier esperanza para nosotros. Nosotros necesitamos ir un paso más allá. Judas nunca acudió a la cruz de Cristo, por eso el corrió a su propia desgracia. La única liberación para la tiranía del pecado y para el dominio y destino del pecado se encuentra en la redención cual Cristo obró en el calvario, aun si los asesinos del salvador, cuales crucificaron a Cristo, hubieran venido arrepentidos, todo su pecado habría sido perdonado y habrían encontrado gracia. Hubiera habido esperanza para Judas si él se hubiera tornado de su conciencia de culpabilidad a un verdadero arrepentimiento basado en la obra de Cristo como el único y suficiente salvador

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