jueves, 4 de marzo de 2010

LLamado al ministerio pastoral Juan 10:1-5

MINISTERIO DE REFLEXION TEOLOGICA EN LINEA

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El llamado al ministerio pastoral

Juan 10:1-5

“De cierto, de cierto os digo que el que no entra al redil de las ovejas por la puerta, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y asaltante. Pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. A él le abre el portero, y las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las llama por nombre y las conduce afuera. Y cuando saca fuera a todas las suyas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero al extraño jamás seguirán; más bien, huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.”


Sin duda, en una de las áreas cristianas en la que mas polémica existe actualmente es la relacionada con los ministerios, sobre todo el pastorado, se han sufrido pérdidas irreparables. La ética ministerial se ha olvidado, el concepto “llamado” se ha confundido, muchos creen que iniciar un ministerio es como iniciar un negocio. Lo sobrenatural de los ministerios ha desaparecido junto con la facilidad de pasar cursos teológicos. Actualmente una persona puede graduarse en teología o liderazgo y ya es líder o ministro. El ministerio se ha confundido con liderazgo, sobre todo liderazgo empresarial. En fin, son muchos los problemas. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo podemos encontrar un centro dentro de toda esta confusión de tele-evangelistas, pastores, maestros etc.?
Cuando Cristo pronuncia estas palabras, los fariseos tenían un monopolio, espiritual sobre el pueblo. Cristo se pronuncia contra el monopolio de la rectoría espiritual de éstos sobre el pueblo, ellos y su interpretación de las escrituras eran la única forma posible para servir a Dios en su tiempo. Cristo está diciendo que él es “Puerta” y “Pastor”. La imagen supone un redil, un seto de ovejas en el campo. Según la costumbre Palestina, están hechos con un muro de piedra o con una simple empalizada de madera. Un guardián, que aquí llama “portero,” por la importancia alegórica que va a tener la puerta, vela durante la noche para defender el rebaño de posibles robos. Los pastores suelen retirarse del redil, y hasta, en ocasiones, ir a la tienda, donde les espera, acampada, su familia.
Si el pastor tiene que entrar en el redil, entra por la puerta, que le abre el destacado “portero”.En cambio, el que pretende venir para robar o hacer una venganza en las ovejas de su vecino, ése lo hace calladamente; no entra por la puerta; entra por otra parte .Es “ladrón”, que usa de astucia y “salteador” que usa incluso de violencia. Ambas expresiones son, de hecho, sinónimas y pleonásticas, para expresar el robo y bandidaje.
Terminada la exposición de este modo, dice el evangelista que los oyentes, sin duda fariseos, “no entendieron qué era lo que les hablaba.”Los fariseos, rectores espirituales de Israel, no podían sospechar que ellos fuesen “salteadores” espirituales del rebaño que estaba guardado en el redil de Israel. ¿A que se estaba refiriendo Cristo? Cuando examina el capitulo se da cuenta que Jesús no se estaba refiriendo a la asunción de un cargo eclesiástico sin un llamamiento externo, porque aquellos gobernantes judíos, indicados especíalmente, tenían éste (Mat._23:2), sino a la falta de una verdadera comisión espiritual, el sello del cielo que acompañase la autoridad externa; lo que se quiere decir es la asunción de la dirección espiritual del pueblo sin este sello. En este sentido el que entra por la puerta, que es Cristo es el pastor verdadero, divinamente reconocido. Este tiene el derecho de libre acceso, por orden de aquel a quien pertenecen las ovejas.
En todo el pasaje está clara la enseñanza de que en la Iglesia habrá “pastores” distintos del rebaño, habilitados, capacitados por Cristo para esta misión, y que para conducir el rebaño han de tener autoridad y todo lo que supone este apacentamiento espiritual, que es dispensar vida, enseñanza y gobierno. Esta es la enseñanza latente en todo el Nuevo Testamento sobre el ministerio. Ahora, el que se acerca al rebaño y por ende al ministerio, sin entrar por Cristo, es “ladrón y salteador”; no está capacitado por Cristo para su oficio; por eso su obra, que en el contexto son los fariseos contemporáneos de Cristo, no es otra que venir “para robar, matar y destruir” (v.10) la fe en Cristo, y, en consecuencia, la “vida,” que sólo El dispensa.
Un negocio UD lo puede iniciar de dos formas: primero, se informa con un experto en mercado emergente, cual es el área de la economía en la que puede invertir y comienza su negocio, segundo, sabiendo sus capacidades pone un negocio de lo que sepa UD hacer. Pero ejercer el ministerio es distinto, el hecho que una persona tenga conocimientos bíblicos, no quiere decir que tenga la comisión divina para establecer una iglesia, tampoco el hecho de que no hayan iglesias en un área, es escusa para establecer una. Para ejercer el ministerio cristiano es necesario un llamamiento divino, la razón misma sugiere que Dios como soberano escoge a sus oficiales, manda a sus embajadores; el llamamiento de los antiguos profetas hace suponer tal llamamiento. A ninguno se le permitía entrar de por sí en el puesto profético, mucho menos hablar de parte de Dios. El ministerio no se escoge como una persona escoge una profesión, consultando solamente sus intereses. ¿Como puedo saber si Dios me está llamando?
  1. Un deseo fijo y enérgico de hacer la obra de Dios: “Fiel es esta palabra: Si alguien anhela el obispado, desea buena obra” (1 Timoteo 3:1). “Sin embargo, no estimo que mi vida sea de ningún valor ni preciosa para mí mismo, con tal que acabe mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. (Hechos 20:24)
  2. Una convicción permanente del deber de predicar el evangelio:“ Porque si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es impuesta necesidad; pues ¡ay de mí si no anuncio el evangelio!( 1 Corintios 9:16).
  3. Convicción de debilidad personal y confianza en el poder divino: “Esta confianza tenemos delante de Dios, por medio de Cristo: no que seamos suficientes en nosotros mismos, como para pensar que algo proviene de nosotros, sino que nuestra suficiencia proviene de Dios. El mismo nos capacitó como ministros del nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica” (2 Corintios 3:4-6).
  4. El llamamiento de la iglesia: Los primeros que se enteran si UD tiene llamado, es la iglesia donde UD pertenece. La iglesia lo conoce suficientemente a UD para saber 1) su verdadera conversión, esto es vital, primeramente para UD que de seguro morirá inconverso, para las gentes que ponen sus almas al cuidado de UD. Ningún hombre, de cuya conversión la iglesia no esté segura, debe empezar un ministerio. 2) Su grado superior de piedad, el ministro tiene que se ejemplo de los fieles en palabra, en conducta, en amor, en fe y en pureza. 3) Su sanidad en la fe. Pablo le dice a Timoteo “ Ten presente el modelo de las sanas palabras que has oído de mí, en la fe y el amor en Cristo Jesús.( 2 Tim 1:13) y le dice a Tito “ Pero habla tú lo que está de acuerdo con la sana doctrina” Tito 2:1 4) Su adecuada capacidad mental, educacional y conocimiento bíblico “ Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” ( 2 Timoteo 2:15). 5) Su aptitud para enseñar“ Lo que oíste de parte mía mediante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.( 2 Timoteo 2:2) 6) Su sabiduría practica y capacidad ejecutiva: En ninguna persona es mas importante esta cualidad que en el pastor, si carece de ella, nunca saldrá de los problemas 7) Su buen testimonio de los de afuera:” También debe tener buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en el reproche y la trampa del diablo.( 1 Timoteo 3:7)
  5. El llamamiento de la providencia: Las circunstancias pueden atrasar su entrada al ministerio, incluso impedirlo, pero no todas las circunstancias pueden interpretarse como adversas al llamamiento, muchas veces las circunstancias forman parte del entrenamiento que Dios nos pone para tener éxito en el ministerio. Para la persona de oración, el llamamiento viene envuelto en los acontecimientos de la vida cotidiana, y el Espíritu Santo lo ayuda a interpretar, en este caso las circunstancias son como las señales de tráfico que indican el camino que se debe tomar.

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