jueves, 22 de abril de 2010

Las promesas y la realidad humana :2 Corintios 5:6 y 7

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Las promesas de Dios y la realidad humana.

2 Corintios 5: 6 y 7

Así vivimos, confiando siempre y comprendiendo que durante nuestra estancia en el cuerpo peregrinamos ausentes del Señor. Porque por fe andamos, no por vista.

Lo que está diciendo Pablo es que con Dios solo se puede andar por la fe, no por la vista. El que intente entrar en comunión con Dios, o vivir la vida cristiana de otro modo fracasa. Por la fe los cristianos; viven, Gálatas 2:20. Permanecen en pie, Romanos 11:20; 2 Corintios 1:24. Andan, Romanos 4:12; 2 Corintios 5:7. El pueblo de Dios tiene que vivir más por fe que por vista. Durante nuestra estancia en el cuerpo (esta diciendo Pablo) peregrinamos ausentes del Señor. Esto significa que andamos por fe, no por vista. Durante nuestra estancia en el cuerpo, Dios no es accesible a nuestra vista (y en ese sentido estamos ausentes del Señor), pero es accesible solamente por fe.
La vida del creyente se funda sobre las promesas, la del incrédulo sobre la realidad. Las promesas de Dios y la realidad son diferentes, las promesas señalan hacia el futuro, mientras que la realidad se enfoca en el pasado y el presente. Las promesas indican lo que Dios puede hacer con nosotros, la realidad indica lo que ya se ha hecho con nosotros y en nosotros, sea por Dios, por las circunstancias o por la herencia genética. Las promesas hablan de lo que Dios hará con nosotros en respuesta a nuestras oraciones y acciones. Una vez que creemos esas promesas se convierten en realidad en el tiempo de Dios, de manera que la vida del cristiano fluye de la fe en la promesa a la realidad, Cuando creemos en las promesas de Dios, esas se convierten en realidad, por eso andamos por fe no por vista.

La Biblia revela varios principios con referencia a las promesas.
  1. Es correcto pedirle a Dios el cumplimiento de las promesas. 2 Crónicas 1:9 da el ejemplo. “Ahora, oh Jehovah Dios, sea confirmada tu palabra dada a mi padre David, porque tú me has constituido rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra”. Y Daniel ora para que Dios cumpla su promesa “ En el primer año de Darío hijo de Asuero, del linaje de los medos, el cual llegó a ser rey sobre el reino de los caldeos; en el primer año de su reinado, yo, Daniel, entendí de los libros que, según la palabra de Jehovah dada al profeta Jeremías, el número de los años que habría de durar la desolación de Jerusalén sería setenta años.3 Entonces volví mi rostro al Señor Dios, buscándole en oración y ruego, con ayuno, cilicio y ceniza. Oré a Jehovah mi Dios e hice confesión diciendo: “¡Oh Señor, Dios grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia para con los que le aman y guardan sus mandamientos” Daniel 9:1-5 .
  2. Si una promesa es condicional, se hará realidad solamente si nosotros cumplimos con su condición. De lo contrario Dios la anulara. Isaías 26:3 dice “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”. La condición es pensar en Dios constantemente y confiar en el.
  3. Si nosotros tratamos con nuestros esfuerzos ayudar el cumplimiento, puede quedar anulada. Romanos 4:13-14 dice “Porque la promesa a Abraham y a su descendencia,(espiritual no física) de que sería heredero del mundo, no fue dada por medio de la ley, sino por medio de la justicia de la fe. Porque si los herederos son los que se basan en la ley, la fe ha sido hecha inútil y la promesa invalidada”. Este texto claramente esta diciendo, que si obramos, queda anulada la fe y consecuentemente la promesa, pues todas las promesas se obtienen por fe.
  4. Las promesas de Dios se cumplen en el tiempo de Dios, y según el nivel de cumplimiento que él le asigne. Hebreos 11:39 y 40 dice: “Y todos éstos, aunque recibieron buen testimonio por la fe, no recibieron el cumplimiento de la promesa, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros; porque Dios había provisto algo mejor para nosotros. Y también el capitulo 10:36 dice “ Porque os es necesaria la perseverancia para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis lo prometido”

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