MINISTERIO DE REFLEXION TEOLOGICA EN LINEA
(773)542-9068
ESCRIBANOS A LA SIGUIENTE DIRECCION
Humilde o humillado, UD elige
Santiago 4:7-8
Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y él huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y purificad vuestros corazones, vosotros de doble ánimo.
Desde el verso 6, Santiago esta desarrollando tres conceptos básicos, y la relación que tiene uno con el otro; Soberbia, Gracia, Humildad. Para Santiago la vida de victoria está incluida dentro de estos tres conceptos. Los soberbios son los amadores del mundo, a los cuales niega su gracia y benevolencia y les prepara un castigo eterno. Los humildes representan aquellos que responden a la llamada divina, se someten totalmente a su voluntad y confían en él. A éstos les da su gracia, los llena de bienes como a amigos carísimos y les tiene reservada la bienaventuranza eterna.
Para conseguir esa gracia superabundante hemos de humillarnos delante de Dios, someternos a su santa voluntad, y de este modo venceremos al diablo (v.7).Santiago no dice explícitamente con qué armas hemos de vencer al diablo, porque esto lo suponía bien sabido de los cristianos, a los cuales se dirige. Al diablo se le debe vencer con el escudo de la fe y con la práctica de la humildad y demás virtudes cristianas. El diablo no tiene poder sobre nosotros sino en la medida en que nosotros se lo permitamos. Si obramos bien y estamos sometidos a Dios, no podrá hacer nada contra nosotros y huirá. A este propósito dice muy bien Hermas: “No temáis al diablo. El diablo no puede otra cosa que causar miedo, pero es un miedo vano. No temáis, y huirá lejos de vosotros. No puede dominar a los siervos de Dios, que ponen toda su esperanza en Dios. Puede combatir, pero no vencer. Si, pues, vosotros le resistís, huirá lejos de vosotros confundido.”
Hay una diferencia muy grande entre ser hechos humildes y ser humillados, lo primero es mi acción, lo segundo es la acción de Dios, lo primero es curativo lo segundo es retributivo, lo primero es el comienzo de una gran bendición, lo segundo es el comienzo de una gran maldición. No hay escape de lo uno o de lo otro. Si no me humillo bajo la poderosa mano de Dios, la poderosa mano de Dios, me humillara a mi, y no tendré el poder necesario para resistir los continuos ataques de Satanás, y la dificultad de la vida.
La sujeción a Dios es el comienzo de la bendición, sujetarse a Dios es sujetarse a sus instituciones. Aunque Dios es la suprema autoridad del universo, el nunca ha querido ejercer directamente esa autoridad, sino que ha establecido instituciones al través de las cuales ejecuta esa autoridad, ejemplo, Familia, Estado, Iglesia.
Nosotros debemos someternos a Dios por tres razones:
- Debido a nuestro pasado 4:1-4 ¿De dónde vienen las guerras y de dónde los pleitos entre vosotros? ¿No surgen de vuestras mismas pasiones que combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, pero no podéis obtener. Combatís y hacéis guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís, y no recibís; porque pedís mal, para gastarlo en vuestros placeres. ¡Gente adúltera! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, cualquiera que quiere ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. La única forma de vencer nuestro pasado es someternos a Dios. Por eso Romanos 6: 17-18 dice “Pero gracias a Dios porque, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de enseñanza a la cual os habéis entregado; y una vez libertados del pecado, habéis sido hechos siervos de la justicia.”
- Debido al poder maligno presente. “Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y él huirá de vosotros” Santiago 4:7 Observe que antes que se nos exhorte a resistir al diablo, se nos apremia a someternos a Dios. Intentar resistir al diablo sin haberse sometido a Dios es buscarse problemas. Cuando el diablo es resistidos por aquellos que antes se han sometido a Dios, huye.
- Debido a la incertidumbre de la vida. ¡Vamos pues ahora los que decís: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año y haremos negocios y ganaremos”! Vosotros, los que no sabéis lo que será mañana, ¿qué es vuestra vida? Porque sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Más bien, deberíais decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.” ¡Que fácil es hacer planes sin Dios, pero que inútil es! Nuestros planes deben ser sometidos a Dios primeramente, y aun después decir “Si el Señor lo permite”
1 comentario:
Gracias por tu aportacion hermano, este es un muy buen punto de vista y de edificacion. Bendiciones
Publicar un comentario