jueves, 8 de julio de 2010

Vida de perfecion constante. proverbios 4:18

MINISTERIO DE REFLEXION TEOLOGICA EN LINEA

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La justicia es un camino de perfección constante


Proverbios 4:18

Pero la senda de los justos es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que es pleno día. El camino de los impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan. Proverbios 4:18.

Lo que el pasaje enseña es que la vida se prolonga como beneficio de la sabiduría y la conducta recta. A medida que la sabiduría aumenta, mejora la calidad de la vida. El pecado y la conducta desordenada quitan la vida (1:19), produciendo de esa forma la muerte prematura.
Ningún líder puede abrazar el pecado y seguir guiando a las personas con eficacia. En mi experiencia como pastor, he observado a muchos líderes ungidos que se enredan en el pecado y se descalifican para el liderazgo. Con frecuencia siguen esta línea de pensamiento: Este es un caso exclusivo. Dios entiende las circunstancias por las que estoy pasando. Puedo hacerlo. Pero siempre resulta en lo mismo. Con demasiada frecuencia el pecado viene adorablemente ataviado, y mientras jugamos con él, qué fácil es decir: “En mi caso será distinto”. Los resultados son predecibles. La credibilidad del líder se desintegra, pierde la confianza de su pueblo y termina su liderazgo.
¿Cuales son estos pecados que pueden dañar el liderazgo y la juventud? ¿Cuáles son los consejos del proverbista para los líderes y los jóvenes?
  1. Obedecer a los padre 1.8-9
  2. Evitar mala compañía 1:10-19
  3. Buscar la sabiduría 1:20 al 2.22
  4. Ser bondadosos para con otros 3:27-35
  5. Evitar a los malvados 4:14-22
  6. Guardar el corazón 4:23-27
  7. No adulterar 5:1-14
  8. Ser leales al cónyuge 5:15-23
  9. Evitar ser fiador 6:1-5
  10. No ser perezosos 6:6-19
  11. Evitar la necedad 9:13-18

En los versículos 14–19 hay un contraste entre el camino de los malos y la senda de los justos. El camino de los malos es tinieblas y se oscurece cada vez más; pero la senda de los justos es luz y aumenta cada vez más. La salvación empieza con la «aurora» en nuestros corazones (véase Luc 1.77–79). Conforme andamos con el Señor, la luz se hace más brillante hasta que un día entraremos en la eterna luz de Dios, en una tierra donde no hay noche. Dios quiere perfeccionar la senda del creyente. Él tiene un plan para cada vida y quiere llevar ese plan hasta el final (Ef 2.10; Flp 2.12–13; 1.6). En el capitulo cuatro de proverbios, Salomón nos da varias instrucciones a seguir para que Dios perfeccione nuestras sendas:

  1. Buscar la sabiduría (versos. 1–13).
  2. Evitar la tentación y el pecado (versos. 14–19).
  3. Guarda tu vida (versos. 20–27).





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