SERMON PENTECOSTAL- HOMILETICA-UNCION- PODER DE DIOS- ADORACION- DISCIPULADO- CRECIMIENTO
Sábado, 11 de Enero de 2014
Según creemos, nuestro evangelio debe ir acompañado de Poder de Dios. El evangelio que Pablo predicó, no fue un evangelio
social sino el evangelio que "es poder de Dios para salvación a todo
aquel que cree" (Rom. 1:16). A los efesios Pablo dice, "En él también
vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la promesa" (Efes. 1:13). El evangelio transforma, hace
milagros. La confusión esta en definir ‘que es poder de Dios”. Estar
ungidos no es dar gritos y saltos, dice el Dr. Samuel Vila : “ La
cuidadosa preparación del sermón no es, empero, suficiente sin el poder o
fuego del Espíritu Santo, que no siempre es el fuego del entusiasmo
humano que se expresa con enérgicos gestos y grandes gritos, sino
aquella unción de lo Alto que da al sermón ese algo inexplicable que no
se adquiere por medios humanos pero lleva a los corazones de los oyentes
la impresión de que el mensaje es de Dios, porque es Dios mismo
revelándose al corazón del que escucha la Palabra. Si ambas cosas vienen
unidas en el sermón, el predicador no podrá menos que ver de su siembra
espiritual abundantes frutos para vida eterna”.
No puede haber
un trabajo eficaz para hacer discípulos si no hay poder de Dios. Por
eso la adoración es esencial para la iglesia, pues atrae al E.S. Ignorar
la adoración es ignorar al Espíritu, ignorar al E.S es ignorar a Dios.
Apagar el fuego del Espíritu es rechazar el poder de Dios. El Espíritu
de Dios o el Santo Espíritu es Dios al alcance, y el Espíritu de Dios o
el Santo Espíritu es siempre Dios en acción. En general, el Espíritu de
Dios, o el Espíritu de Jehová, representa la energía o el poder de Dios
trabajando hacia un fin determinado.
Simón el Mago pensó que
los Apóstoles por sí mismos realizaban las curaciones por obra de magia y
no por el poder de Dios, y que por la imposición de las manos llenaban
del Espíritu Santo a quienes creían en Dios por medio de Jesucristo que
ellos anunciaban. Imaginó que ellos lo hacían por un conocimiento
superior de la magia, y ofreció dinero a los Apóstoles para que le
dieran el poder de conferir el Espíritu Santo a quienes él quisiera.
Pedro le dijo: «Quédate con tu dinero para tu perdición, porque quisiste
conseguir con dinero el don (poder) de Dios. Tú no tienes parte ni
suerte en esta doctrina, porque tu corazón no es recto ante Dios. Veo
que has caído en la hiel de la amargura y te ha atado la iniquidad»
(Hecho 8,20-23). Este texto describe el poder de Dios como un “don”,
algo que nosotros recibimos, no que tenemos o como una capacidad humana.
¿Cómo adquirir ese poder? El crecimiento de la iglesia es una tarea
compartida entre Dios y el hombre. La iglesia crece mediante el poder de
Dios y el sabio esfuerzo de la gente. Mientras que esperamos que Dios
obre en lugar de nosotros, Dios está esperando obrar a través de
nosotros. (RW). Todo comienza en un encuentro con Dios, cuando nuestras
capacidades humanas se encuentran con las capacidades de Dios, mediante
el E.S.
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