Respuesta divina al lamento humano Romanos 11:1

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Rev. Samuel M Gonzalez

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Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín.




Pablo está argumentando de lo conocido a lo desconocido. Sin duda era un maestro en el proceso de la deducción, dice: “Dios no ha rechazado a su pueblo, porque yo soy salvo y soy un israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamin” .Aquí está el argumento que imposibilita la idea del rechazo. Que hace nula la teología del remplacement. Esta frase es una suplica al instinto nacional. Dios no ha rechazado a su pueblo, porque tanto los actos como las palabras de Dios demuestran que su amor no cambia. Pablo, un israelita es salvo. Elías fué confortado por la idea de que había un remanente que había sido preservado para Dios.
Los grandes hombres de Dios muy a menudo permanecen solos. Por medios materiales pudiéramos alcanzar alturas físicas y materiales, pero nunca podremos subir a las alturas morales e intelectuales de esos gigantes de fe. Elías era un hombre que vivía en el yermo, y esa soledad con la cual vivía lo llevó al desanimo ¿Qué gran lamentación fluye de la profunda soledad de Elías? “Señor han matado a todos tus profetas y solo quedo yo”.Estas palabras describen el profundo hundimiento emocional en el que se encontraba Elías, el poderoso siervo de Dios. Los obreros espirituales de Dios tienen épocas de prueba. Todos los obreros de Dios tienen sus dificultades especiales, por eso Pablo dijo: “Este tesoro esta en vasos de barro”.La vida de Elías parecía estar basada en la lucha contra las dificultades, su queja principal era que su trabajo moral había sido un fracaso, los israelitas se iban tras la inmoralidad y la idolatría. El dolor que sentía Elías por ver que su ministerio no tenía éxito (por lo menos así lo pensaba él), la depresión que lo alcanzó, merecen nuestra atención y simpatía. Muy a menudo los grandes hombres de Dios tienen problemas con su propia naturaleza .Elías tenia razón para su queja, pero las cosas no estaban tan mal como parecían ¡Benditos los que conservan sus esperanzas! Los felicitamos a todos, pero no es justo dejar que los predicadores, lancen sus mensajes contra el Elías desanimado y doloroso, la vida de todo siervo de Dios se mueve en dos polos. Victorias y derrotas, cuando tienes una victoria esperan el ataque de Satanás y cuando estés en un problema espera un triunfo en Cristo. Eso no quiere decir que nuestro ministerio se haya acabado. Nuestra simpatía debe mostrarse a todas las almas solas y todos los ministerios en problemas. Nuestras convenientes condolencias deben salir siempre hacia las almas solas que lloran debajo de los árboles de enebro y que anhelan la muerte.
En todos estos momentos los obreros de Dios deben preguntar ¿Cuál es la respuesta de Dios?, deben mirar a Dios y no a sí mismos, como dice la Biblia: “Las palabras del hombre sabio son verdad y el que confía en su propio corazón es necio” . Somos miopes; tenemos una visión muy estrecha; pensamos que están saliendo mal las cosas si no se están moviendo según nuestras nociones. Pero las maneras de Dios actuar están sobre las nuestras y difieren de las nuestras; Su remanente, su pueblo fiel, es más poderosos y más gloriosos que las mayorías humanas. El éxito de ningún ministerio puede medirse por el tamaño de su congregación, porque solo Dios sabe cuales son los resultados que están sucediendo en el mundo espiritual y que nosotros no sabemos. Tampoco podemos medir en forma visible los logros de un ministerio, suceden muchas cosas que nosotros no vemos. Que me perdonen los científicos eclesiásticos, no queremos contradecir los hombres de erudición y ciencia , pero el amor y el ministerio no es algo que se pueda medir con una regla, ni pesar con una balanza, es mas poderoso que un proceso químico o administrativo, no es producto del cerebro, el ministerio radica en Dios. Y Dios trabaja con un remante.