viernes, 24 de abril de 2009

Salmo 42

Iglesia Roca de Salvación
2118 N CENTRAL PARK AVE
CHICAGO ILLINOIS 60647.


Salmo 42:5 y 11

¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.


Con el salmo 42 comienza el segundo libro del salterio, cual está dividido en cinco libros. El segundo libro de los salmos es caracterizado por el uso del nombre divino de Elohim, en vez del nombre Jehová, utilizado en el primer libro. Este libro comienza con un racimo de siete salmos (contando los salmos 42 y 43 como uno) cuya superscription se mira lo más probablemente posible “a los hijos de Core”.Estos eran Levitas, y según 1 de Crónicas 9:19 eran los oficiales encargados de las puertas de santuario, este oficio había sido encomendado a su familia desde los tiempos de Moisés, sin duda ellos estaban entre los adherentes fieles de David en Ziclad(1.Crónicas 12:6).En el modelo nuevo de adoración inaugurado y establecido por David, ellos además de porteros eran músicos, conservaron el oficio en el segundo templo(Nehemías 11:19).
Aunque la división de los salmos 42 y 43 es bien antigua, pues en la versión de los 70 ya aparecían separados, con todo, los dos salmos son originalmente uno. La ausencia de un título para el salmo 43, la identidad del tono en todas partes, la repetición de varias frases, y especialmente del bordón, ponen más allá de duda, que es un solo salmo. ¿De que tratan? ¿Cuál es su tema? Suspirar de deseo por el Dios vivo. Consumirse de añoranza por los cultos en el templo, y la compañía de los santos .Estar muerto de cansando de los ídolos de las naciones vecinas. Luchar contra los recuerdos y las lágrimas, cuando piensas en el pasado. Llorar de desdicha porque has sido expulsado de los servicios del templo, sentir pena cuando vez que rechazan al Dios que tu amas. Anhelar cantar las alabanzas de Dios junto con la congregación. Si tienes estos sentimientos, entonces estos salmos son para Ud. La verdad espiritual que encierran es que nuestro desarrollo espiritual esta en justa proporción con la intensidad de nuestros deseos, del mismo tamaño que sean nuestros deseos por Dios, va a ser nuestro volumen espiritual. Debe haber hambre y sed verdaderas de Dios, antes de que uno pueda recibir una llenura del Espíritu Santo. Dios da dones a medida que son sinceramente deseados y profundamente apreciados.” En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.”(Juan 7:37-39).El primer paso para acercarse a Dios, no es precisamente la oración, sino el deseo que mueve esa oración. Por otra parte, nada, sino sólo Dios, puede satisfacer el alma del creyente, sin el sentido de su amor en la vida, todo gozo carece de gusto. Sólo él es la fuente de vida. Por eso el salmista le pregunta a su alma.” ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío”.En esta expresión debemos fijarnos no sólo en las palabras de texto, sino en lo que podemos apreciar entre líneas, detrás de estas palabras podemos apreciar la expresión “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu”. El desconsolado salmista se reanima, puede que arda en deseos de participar en el templo, y que un mar de miserias se haya derramado sobre él, que haya oído diariamente vejámenes contra Dios, pero añorar la casa de Dios y dudar de Dios son dos cosas diferentes, y que están divididas claramente en el salmo. El salmista nunca se hace culpable de duda, como podemos ver en el salmo, es cierto que se encuentra profundamente abatido, pero confiado en el señor. Esto lo vemos claramente en el verso 5 donde dice: “Salvación mía y Dios mío”. Su confianza en Dios no quita que tenga gran pena y tristeza por permanecer en la soledad y lejos de la casa de Dios, A pesar de toda su confianza en Dios tiene que luchar contra el mismo y con su abatimiento propio. En este salmo hay un dilema entre confianza y abatimiento, entre seguridad y añoranza que es difícil de entender a menos que se haya vivido. A veces creemos y a los treinta minutos dudamos, es la contradicción del alma del cristiano. Una parte de nosotros quiere creer y a la otra le es difícil creer, confiamos y dudamos, en estos momentos de profunda confusión es bueno hacer lo que hizo el salmista;”Apelar a la experiencia”. Recordar las intervenciones de Dios en nuestro favor, a través de la vida, es el mejor escudo que tenemos contra cualquier confusión: “Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.


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