viernes, 15 de mayo de 2009

Dios con nosotros Hebreos 13:5,6

Iglesia Roca de Salvación
2118 N CENTRAL PARK AVE
CHICAGO ILLINOIS 60647.


Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre. (Reina Valera).

No vivan preocupados por tener más dinero. Estén contentos con lo que tienen, porque Dios ha dicho en la Biblia: «Nunca te dejaré abandonado». Por eso, podemos repetir con toda confianza lo que dice la Biblia: «No tengo miedo. Nadie puede hacerme daño porque Dios me ayuda». (Biblia en lenguaje sencillo)

El texto que comentaremos hoy lo manda Amy Vinuesa su mail dice: “Estimado Samuel, Mi texto favorito es: Hebreos 13:5-6. No te desampararé, no te dejaré. EL señor es mi ayudador no temeré lo que me pueda hacer el hombre. Lo hice parte de mí hace 4 años que fui secuestrada y por la misericordia de Dios los secuestradores, no me hicieron nada, mi mayor temor era ser violada o peor aún asesinada. Increíblemente nos dejaron ir y luego pude saber que Dios hizo que los ladrones que tomaron el auto se accidentaran y tuvieran que llamar una wincha ý sé que esto fue lo que les retrasó en "sus planes" y cuando llegaron estaban asustados y nos soltaron. La gloria sea solo para el Señor, mi Dios!! Un abrazo, Amy . OREMOS POR LA HERMANA

El sustantivo “contentamiento” aparece una sola vez en el NT (1 Ti. 6.6), pero su equivalente gr. autarkeia aparece también en 2 Co. 9.8 como “lo suficiente”; el adjetivo autarkeµs en Filipenses. 4.11, y el verbo arkeoµ en Lucas. 3.14; 1 Ti. 6.8; Hebreos. 13.5; 3 Juan. 10; 2 Co. 12.9, significan “es todo lo que necesitas” (version popular). Denota liberación de la dependencia de otros, sean personas o cosas; de ahí la satisfacción de las propias necesidades (2 Corintios. 9.8) o el control de los deseos (1 Timoteo 6.6, 8). No se trata de la aceptación pasiva del statu quo, sino la seguridad absoluta de que Dios ha suplido nuestras necesidades, y el consiguiente sentirse libre de todo deseo innecesario. El cristiano puede sentirse “independiente” porque todas sus necesidades han sido cubiertas por la gracia de Dios (2 Corintios. 12.9). El espíritu cristiano de contentamiento concuerda con el mandamiento fundamental de Éxodo. 20.17 que condena la codicia, los preceptos de Proverbios. 15.17 y 17.1, las exhortaciones de los profetas contra la avaricia (p. eje. Miqueas. 2.2), y en grado superlativo el ejemplo y las enseñanzas de Jesús, quien tuvo palabras de reprensión para el descontento que se aferra a las posesiones materiales con total negligencia de Dios (Luc. 12.13–21) Cristo recomendó una confianza tal en nuestro Padre celestial que anule toda suerte de ansiedad respecto a nuestras provisiones materiales (Mateos. 6.25–32).
Costaba algo ser cristiano en el primer siglo. Estas personas habían sufrido el saqueo de sus bienes (Hebreos 10.34) y estaban pagando un precio por su testimonio. ¡Qué fácil es que los cristianos codicien y deseen las cosas del mundo (1 Timoteo 6.6ss; Lucas 12.15). Es fácil leer: «Contentos con lo que tenéis ahora!», pero difícil de practicar. El verdadero contentamiento nunca viene al poseer muchas cosas; viene cuando nos apoyamos por completo en Cristo. El escritor cita la promesa del AT que Dios le dio a Moisés (Deuteronomio 31.6–8) y a Josué (Josue 1.5) y la aplica al pueblo de Dios hoy. Puesto que Cristo siempre está con nosotros, ¡tenemos todo lo que necesitamos! Nunca necesitamos desear alguna otra cosa material (Filipenses 4.19); nunca necesitamos temer los ataques de la gente. Cristo es nuestro Ayudador; nunca debemos temer (Salmo 118.6). Cuando los hijos de Dios están en la voluntad de Dios, obedeciendo su Palabra, nunca les faltará nada y nunca se les puede hacer daño. Esta es una promesa con la cual podemos contar. Nos sentimos contentos cuando disfrutamos de la provisión de Dios para satisfacer nuestras necesidades. Los cristianos que se convierten en materialistas dicen con sus acciones que Dios no es capaz de cuidar de ellos, o que al menos Él no quiere cuidarlos en la forma que quisieran. La inseguridad puede conducir al amor al dinero, sin que importe que seamos ricos o pobres. El único antídoto es confiar en Dios para suplir todas nuestras necesidades.

Envíenos su texto favorito para analizarlo, y compartirlo con los lectores.

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