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La ley de la pureza:
“La santificación un decreto divino”
1 Tesalonicenses 4:3(Continuará)
Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación.
La doctrina de la santificación adolece de malos entendidos a pesar del hecho de que la Biblia provee de una revelación extensa acerca de este importante tema. A la luz de la historia de la doctrina es importante no perder de vista cinco observaciones.
- No implica necesariamente la impecabilidad, pues leemos de gente santa, sacerdotes santos, profetas santos, apóstoles santos, hombres santos, mujeres santas, hermanos santos, monte santo y templo santo. Ninguno de ellos estaba sin pecado delante de Dios. Eran santos de acuerdo a alguna norma que constituía la base de su separación de otros. Aun los cristianos de Corinto, quienes estaban cometiendo una gran falta, fueron llamados santos. Muchas cosas inanimadas fueron santificadas, y éstas no podían estar relacionadas con el problema del pecado.
- La palabra «santo» no implica necesariamente finalidad ni tampoco meta alcanzada. Todas las personas que mencionamos en el punto anterior fueron llamadas repetidamente a unos niveles más altos de santidad. Ellas fueron apartadas una y otra vez. Las personas o cosas llegaban a ser santas cuando eran apartadas para un propósito santo. Así fueron ellas santificadas
- La doctrina de la santificación no puede interpretarse por la experiencia personal. La enseñanza de la Palabra de Dios no debe sustituirse por un análisis de alguna experiencia personal. Aun en el caso de que la santificación estuviese limitada a la esfera de la experiencia humana, no habría experiencia que pudiera presentarse en forma indiscutible como ejemplo perfecto, ni habría una explicación humana de esa experiencia que fuera capaz de describir en su plenitud esa divina realidad. Es la función de la Biblia interpretar la experiencia, antes que ésta pretenda interpretar la Biblia. Toda experiencia que viene por obra de Dios debe estar de acuerdo a las Escrituras.
- La santificación del creyente tiene su origen y razón de ser en la Voluntad y Autoridad Divina, es un acuerdo que surge de la soberana voluntad de Dios. La importancia de la voluntad divina se hace visible de múltiples modos en la Escritura. Se le presenta como la causa última de todas las cosas. Todas las cosas se originan de ella: la creación y la preservación, Sal 135:6; Jere. 18:6; Apoc. 4: 11; el gobierno, Prov. 21: f; Dan 4: 35; la elección y la reprobación, Rom. 9: 15 y 16; Efesios 1: 11; los sufrimientos de Cristo, Luc. 22: 42; Hech. 2: 23; la regeneración, Santo 1: 18; la santificación, Fil 2: 13; 1 Tes. 4:3 los sufrimientos de los creyentes, 1 de Pedro 3: 17, la vida del hombre y su fin, Hech. 18: 21; Rom. 15: 32; Santo 4: 15 y hasta las cosas más pequeñas de la vida, Mat. 10: 29. De aquí que la teología cristiana siempre ha reconocido que la voluntad de Dios es la causa última de todas las cosas. Hacer o someterse la voluntad de Dios involucra, entre otras cosas, la santificación. Esta peculiar palabra cristiana se refiere al proceso continuo de estar cada vez más libre de todo pecado y lleno con amor. Ser santificado quiere decir pertenecer a Dios y mostrar el mismo carácter de Dios.
- La santificación no es un mero cambio psicológico como presenta la evolución teísta y la psicología teológica actual , que sostiene que no ha habido caída en el sentido bíblico de la palabra, sino solamente repetidos deslices del hombre en su marcha ascendente ; que el pecado es únicamente una debilidad, resultado de los instintos y deseos animales del hombre, y que no constituye culpa; que la redención se consigue cuando el control creciente del elemento más alto en el hombre actúa sobre sus bajas tendencias ; que no han ocurrido milagros, ni en el mundo espiritual ni en el material ; que la regeneración, la conversión y la santificación son simplemente cambios psicológicos naturales.
La Santiciacion (del Latín Sanctificatio) Es separación del mal y del pecado y dedicación el servicio del reino de Dios, es la forma por medio de la cual el hijo de Dios se ajusta y perfecciona a los requerimientos del reino y a la semejanza de Dios, por eso para entender el concepto “Santificación” hay que saber que es reino. La santificación se refiere a la obra de Dios en la cual los creyentes han sido apartados por El y para El por medio de la muerte de Cristo. Ellos son pueblo santo, apartados para Dios, al que pertenecen por la obra redentora de Cristo. La palabra santificación se encuentra otras nueve veces en el NT. (vers. 22; 1 Co 1:30; 1 Tesa 4:3, 4, 7; 2 Tesa 2:13; 1 Ti 2:15; He 12:14; 1 P 1:2). La santificación se puede considerar bajo tres aspectos: 1) Posicional, que es obtenida por todo creyente por la muerte de Cristo (1 Co 6:11; He 10:10, 14); 2) progresiva, que puede fluctuar en el diario vivir del creyente (1 Tesa 5:23; 1 P 1:16); y 3) final, que se obtendrá cuando el creyente sea transformado a la imagen de Cristo en su venida (1 Tesa 5:23; 1 J 3:2).
Estimados hermanos,
Desde la Iglesia Cristiana Reformada de Telde (Canarias, España) les enviamos las dos últimas entradas que tienen que ver con una serie de estudios relacionados con la Liturgia Cristiana. Deseamos que les aporte algo y les sea de edificación. Si está interesado pinche el título que más le interese.
El Ministro de Culto, mayordomo de Dios
El Ministro como Director del Culto
Fraternalmente en Cristo,
Pastor Juan Sanabria Cruz
Iglesia Cristiana Reformada de Telde
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