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Salmo 71:4-11
Oh Dios mío, líbrame de la mano de los impíos, de la mano de los perversos y opresores. Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, mi seguridad desde mi juventud. Por ti he sido sustentado desde el vientre; tú eres quien me sacó del seno de mi madre. Siempre será tuya mi alabanza. Para muchos he sido objeto de asombro, pero tú eres mi fuerte refugio. Esté llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día. No me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando mi fuerza se acabe. Porque mis enemigos han hablado contra mí, y los que acechan mi vida consultan unidos diciendo: “Dios lo ha abandonado. Perseguidlo y capturadlo, porque no hay quien lo libre.” Reina Valera Actualizada
Dios cuida, asiste, defiende y custodia la vida de sus siervos, Dios llama, capacita, envía y protege. La Biblia claramente enseña el cuidado y control providencial de Dios.
Con su doctrina de la providencia (dice Louis Berkhof) la Iglesia se opuso contra la noción epicúrea de que el mundo está gobernado por la casualidad, y contra el concepto estoico de que está gobernado por la suerte. Desde muy al principio los teólogos tomaron la posición de que Dios preserva y gobierna al mundo. Dios ejerce absoluto control:
- Sobre todo el universo, Sal. 103: 19; Dan. 5 : 35 ; Ef. 1 : 11
- Sobre el mundo físico, Job 37 : 5, 10; Sal. 104: 14; 135 : 6 ;Mat. 5 : 45
- Sobre la creación inanimada , Sal. 104 : 21, 28; Mat. 6 : 26 ; 10 : 29
- Sobre los negocios de las naciones, Job 12: 23; Sal. 22: 28; 66: 7; Hecho. 17 : 26
- Sobre el nacimiento del hombre y su parte en la vida, I Samuel 16:1; Sal. 139: 16; Isa. 45: 5 ; Gal. 1: 1-15
- Sobre los sucesos y fracasos externos en las vida de los hombres, Sal. 75: 6, 7; Luc. 1: 52
- Sobre las cosas que parecen accidentales o insignificantes Prov. 16: 33; Mat. 10: 30
- En la protección de los justos , Sal. 4: 8 ; 5 : 12 ; 63 : 8 ; 121 :3 ; Rom. 8: 28
- Satisface las necesidades del pueblo de Dios, Gen 22: 8, 14; Deut. 8: 3; Filp. 4: 19
- Contesta la oración, I Sam 1: 19; Isa. 20: 5, 6; 2 Crón. 33: 13; Sal. 65: 2; Mat. 7: 7; Luc. 18: 7, 8 ;
- Denuncia y castiga a los malvados, Sal. 7: 12, 13; 11: 6.
Este salmo es la petición de un anciano, apelando a la protección providencial de Dios, porque enemigos impíos e implacables conspiran contra él diciendo que Dios lo había desamparado (vers. 9–11). Dos veces pide a Dios que no lo abandone (vers. 9, 18). Su relación con Dios trasciende toda edad, se basa en la confianza en Dios. Dios es su roca, refugio, esperanza, confianza y el Señor Dios (vers. 1–5). El salmista afirma la relación de hijo a padre con Dios, quien le dio apoyo desde su nacimiento, le aceptó (vers. 6) y le enseñó el camino de la fe mientras crecía (vers. 17). El ha probado la justicia de Dios desde su juventud y la “justicia” es la palabra clave del Salmo (vers. 2, 15, 16, 19, 24). El autor ha pasado por grandes pruebas (vers. 20), pero basándose en su gran experiencia, el autor confía en que Dios lo levantará de nuevo de las profundidades de la tierra (vers. 20). Una nueva crisis provee una nueva oportunidad para entrar en el templo (vers. 16) y dar testimonio de la incomparable justicia divina (vers. 14–19, 22–24).
Tenemos un padre soberano que atiende nuestras necesidades, La paternidad soberana de Dios es una doctrina importante del Nuevo Testamento (Juan. 20:17; 1 Co. 15:24; Efe. 1:3; 2:18; 4:6; Col. 1:12-13; 1 P. 1:3; 1 Juan. 1:3; 2:1, 22; 3:1). La seguridad del amor y el cuidado de nuestro Padre Celestial son un gran consuelo para los cristianos y un estímulo a la fe y la oración. “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? ¿Quién de vosotros podrá, por más que se afane, añadir a su estatura un codo? ¿Por qué os afanáis por el vestido? Mirad los lirios del campo, cómo crecen. Ellos no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón, con toda su gloria, fue vestido como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba del campo, que hoy está y mañana es echada en el horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? “Por tanto, no os afanéis diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos cubriremos?’ Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre que está en los cielos sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal. SOLO NOS QUEDA ABANDONARNOS EN LAS MANOS HERIDAS DE CRISTO, EL PUEDE HACER CON NOSOTROS, LO QUE NI NOSOTROS MISMOS PODEMOS HACER CON NOSOTROS.
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