miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cristo, terminacion de la economia legal Romanos 10:5,6

Iglesia Roca de Salvación
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Estados Unidos de Norte América



Moisés escribe de la justicia que es por la ley: El hombre que haga estas cosas vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón, “¿Quién subirá al cielo?” (Esto es, para hacer descender a Cristo)

Pablo ha estado diciendo algunas cosas muy duras de los judíos, cosas que a ellos les resultarían desagradables oír, y más aún reconocer. Todo el pasaje de Romanos 9 al 11 es una condenación de la actitud religiosa de los judíos. Sin embargo, desde el principio hasta el fin no hay ira, sino anhelo y ansiedad cordiales. Lo que Pablo desea por encima de todo es que los judíos se salven.
En el cuarto libro de Macabeos se relata un incidente sorprendente. Llevaron al Sacerdote Eleazar ante el terrible Antiocos Epifanes, que se propuso acabar con la religión judía. Antiocos mandó al sacerdote Eleazar que comiera carne de cerdo, Eleazar le contesto que no la comería aunque le sacara los ojos y abriera las entrañas. Nosotros, oh Antíoco, que vivimos bajo la ley divina, no admitimos ninguna obligación por encima de la obediencia a la ley.» Si tenía que morir, sus antepasados lo recibirían «santo y puro.» Dió orden de que lo apalearan. « Le rasgaron la carne con látigos hasta que chorreaba sangre por todo el cuerpo y las heridas le descubrían los costados. Cayó, y un soldado le dio de patadas. Al final, los soldados se compadecieron de él y le trajeron carne que no era de cerdo y le dijeron que la comiera y dijera que había comido cerdo. Se negó. Por último, le mataron. “Muero en feroces tormentos por amor a la ley” dijo antes de morir.
¿Todo eso para no comer carne de cerdo?, Parece mentira que alguien este dispuesto a morir por una ley así. No cabe duda que los judíos tenían celo por la ley. No se puede decir nunca que no tomaban en serio su religión.
Los judíos estaban convencidos que adquirían crédito con Dios mediante la observancia de la ley. A esto contesta Pablo: «Cristo es el final de la ley», lo que quiere decir que es el final del legalismo. La relación entre Dios y el hombre ya no es la que existe entre un acreedor y un deudor, entre un asalariado y un patrono o entre un juez y un acusado. Gracias a Jesucristo, el hombre ya no está en la posición de tener que satisfacer la justicia divina; sólo tiene que aceptar su amor. Ya no tiene que merecer el favor de Dios, sino solamente tomar la Gracia el amor y la misericordia que Dios le ofrece gratuitamente.

Los textos del encabezamiento establecen un contraste entre la justicia que es por la ley y la que es por la fe.
  1. La justicia que es por la ley es prospectiva, la que es por la fe es posesiva. El hombre que es justo por medio de la ley llega a ser justo haciendo la justicia, el que es justo por medio de la fe, tras haber ganado el favor divino por medio de Cristo, comienza a obrar.
  2. La justicia que es por la ley es solo externa, mientras que la justicia que es por la fe es externa por cuanto es interna, comienza en el interior y se refleja en el exterior.
  3. La justicia que es por la ley es ceremonial, la que es por la fe es espiritual. Las ceremonias tienen su lugar, pero la piedad no es una serie de ceremonias, sino una profunda realidad interna
  4. La justicia que es por la ley es unilateral, la que es por la fe es global. La justicia no es meramente un estado de ser recto para el hombre, sino también un estado de buena relación con Dios, no es solo el carácter que el hombre puede aprobar, sino el que Dios puede aprobar.
  5. La justicia que es por la ley es un “Aquello”, mientras que la justicia que por la fe es él.”Jehová es nuestra justicia Jeremías 23:6, es lo que es el señor para mi y dentro de mi. Se trata de una justicia viva y de lo que es el señor en si mismo


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