Israel y la iglesia en el plan profetico de los siglos Efesios 1:12-14

Iglesia Roca de Salvación
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En él también recibimos herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que realiza todas las cosas conforme al consejo de su voluntad, 12 para que nosotros, que primero hemos esperado en Cristo, seamos para la alabanza de su gloria. 13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo que había sido prometido, 14 quien es la garantía de nuestra herencia para la redención de lo adquirido, para la alabanza de su gloria. (Reina Valera Actualizada)

Por medio de Cristo, Dios nos había elegido desde un principio para que fuéramos suyos y recibiéramos todo lo que él había prometido. Así lo había decidido Dios, quien siempre lleva a cabo sus planes. 12 Dios quiso que los judíos fuéramos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, para que lo alabemos por su gran poder. 13 Ustedes oyeron y creyeron la buena noticia de su salvación, que es un mensaje verdadero, y gracias a Cristo pasaron a formar parte del pueblo de Dios y recibieron el Espíritu *Santo que nos había prometido. 14 Lo recibieron como prueba de que Dios cumplirá su promesa cuando haya liberado totalmente a los que formamos su pueblo. Por eso, alabamos la grandeza de Dios. (Biblia en lenguaje sencillo)

Cuando el apóstol habla de la "herencia" que nos es conferida en Cristo (ver. 11), él está en el límite entre el presente y el futuro. El apóstol teniendo en cuenta el futuro que nos espera, mira hacia adelante, reconociendo que fuimos creados para alabanza de la gloria de su gracia. "Vamos a encontrar, sin embargo, que este patrimonio (herencia) asume un doble carácter, al igual que la concepción de la herencia del Señor en el Antiguo Testamento. Los santos tienen su herencia en Cristo, en parte, poseía, y en parte para ser poseída, Dios mismo tiene su herencia en los santos, de la que también tiene todavía que tomar posesión plena.

Abriendo esta perspectiva final, Pablo toca un tema de supremo interés para sí mismo y que no podía dejar de encontrar un lugar en su gran acto de Alabanza, es decir. La admisión de los gentiles, a los bienes espirituales de Israel. La idea de los derechos hereditarios de los creyentes y de Dios (v. 11), trajo a su mente la distinción entre judío y gentiles y la parte asignada a cada uno en el plan Divino. De ahí que varía el estribillo general, en el versículo 12 al decir de manera significativa que nosotros somos para alabanza de su gloria, este pensamiento enfático es explicado en la primera frase de la ultima estrofa cuando dice “para que nosotros, que primero hemos esperado en Cristo”. La expresión “En él” del verso 11 junto con la expresión “nosotros” del verso 12 y junto con la expresión “vosotros” del verso 13, establecen el contraste con su vocación de apóstol de los gentiles."La esperanza mesiánica, antigua herencia de Israel, en su cumplimiento, es tanto suya como nuestra”.En una palabra estas tres frases nos ponen junto a Israel en el plan de Dios.
Esta expectación de Israel apunta tanto al israelita como a los creyentes gentiles por igual, señala la finalización de la era mesiánica, cuando el misterio de Dios debe ser acabado y su universo redimido de la esclavitud de la corrupción (verso 10, 14). Por lo que la esperanza de Israel y la iglesia se hacen una sola ahora. Desde este punto de vista, el apóstol en Efesios 2:12 describe la condición en la que el Evangelio encuentra a sus lectores gentiles, como la de hombres separados de Cristo, extraños al pacto de la promesa, en una palabra, "Sin esperanza", mientras que él y sus hermanos en la fe judía celebraban por tener la prioridad que le pertenecían por ser partes de la promesa .El apóstol esta hablando del momento en que el brote salvaje es injertado en la raíz del buen olivo(Cristo). Una generación más tarde, nadie se hubiera atrevido a escribir algo que dijera “El Cristo en el cual los gentiles también encontraron salvación, porque ya para ese entonces, Cristo era una posesión establecida de la iglesia.