Iglesia Roca de Salvación
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Éxodo 16:13–15
Esa misma tarde el campamento se llenó de codornices, y por la mañana una capa de rocío rodeaba el campamento. Al desaparecer el rocío, sobre el desierto quedaron unos copos muy finos, semejantes a la escarcha que cae sobre la tierra. Como los israelitas no sabían lo que era, al verlo se preguntaban unos a otros: « ¿Y esto qué es?» Moisés les respondió: —Es el pan que el SEÑOR les da para comer. Y éstas son las órdenes que el SEÑOR me ha dado: “Recoja cada uno de ustedes la cantidad que necesite para toda la familia, calculando dos litros 146 por persona.” (NIV)
El maná del cielo en el desierto nos da oportunidad y base para estudiar la providencia general de Dios y el cuidado especial que él tiene de sus hijos. El maná en el desierto es un tipo de cuidado general que Dios tiene del hombre. Dios ama a todos, buenos y malos. Todos, buenos y malos, tenían el maná a su disposición. Según el Talmud y otros exegetas judíos, el milagro de las codornices y el maná, fue renovado a diario, de forma permanece durante cuarenta años. ¿Cual era el propósito de este don? , el verso 12 dice “Os saciareis de pan y sabréis que yo soy Dios. Estaban en peligro de morir de hambre, el maná vino a salvarlos y a satisfacerlos totalmente. Mateos 5:45 señala “de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. Las leyes que crean los hombres actualmente, favorecen a unos y no favorecen a otros, pero la creación es favorable a toda la humanidad. Las leyes de la naturaleza funcionan igual para todos.
El Nuevo Testamento enseña que Jesús es el verdadero maná del cielo que nos asegura su cuidado especial, Cristo dijo en Juan 6:31-35 “Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Por tanto Jesús les dijo: — De cierto, de cierto os digo que no os ha dado Moisés el pan del cielo, sino mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que desciende del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: — Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: — Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás”. El maná no era el verdadero pan, porque aunque los israelitas comieron el maná siempre murieron. Los panes de cebada que Jesús multiplicó, no eran el pan verdadero porque los cinco mil varones lo comieron y ahora, el día siguiente, quieren comer otra vez. El maná era una maravilla. El pan de cebada era otra maravilla. Cristo Jesús, sin embargo, era la maravilla de maravillas, porque El es el verdadero pan del cielo que da vida eterna. El pueblo trata de provocar a Jesús, comparándole con Moisés. En tiempos de Moisés sus padres habían recibido el maná celestial por cuarenta años. Ellos le insinúan a Jesús que iguale o exceda el milagro del maná en el AT. En el verso 32 Cristo les dice no es Moisés sino mi Padre el que os da el maná. Por la obsesión que ellos tenían con Moisés, no podían ver la verdadera fuente de pasadas bendiciones. Cualquiera que fuera el mérito del maná, era inferior al verdadero pan del cielo que Jesús ofrece.
Por Cristo dejamos de ser meras criaturas de Dios y nos convertimos en sus hijos Juan 1:12 expresa “Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios”, Dios tiene un cuidado especial de sus hijos Mat. 6:31–33 expone “Por tanto, no os afanéis diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos cubriremos?’ Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre que está en los cielos sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal”..
Dios promete cosas especiales a sus hijos Romanos. 8:28–32 las escrituras dicen, por medio del Apóstol Pablo. Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito. Sabemos que a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo; a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos frente a estas cosas? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente también con él todas las cosas? Dios promete.
- Fortaleza especial (Fil. 4:13).
- Consuelo especial (2 Cor. 1:3–5).
- Lo necesario para vivir (Sal. 37:25).
- Prosperidad en sus obras (Sal. 1:3).
- El Espíritu Santo y su dirección Romanos 8:9,14
Hay un conjunto de verdades en los versos del encabezamiento que queremos señalar.
- Dios promete y provee el pan, nosotros tenemos que juntarlo, note que cada israelita debía salir al campo a recogerlo y debía salir temprano, pues se derretía con el sol, la suficiencia de Dios lo permite y el ser humano tiene que esforzarse.
- La medida que Dios da es suficiente y sobra para la manutención de cada persona, vea que nadie podía recoger mas de lo diario, eso era falta de fe y glotonería
- Todos no trabajan de igual forma diariamente, unos trabajan mas y otros trabajan menos.
- El alimento para cada persona es parte del ideal de Dios y parte de la provisión de Dios al hombre.
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