jueves, 22 de octubre de 2009

Marineros restauradores Jonas 1:1-15


La palabra de Jehovah vino a Jonás hijo de Amitai, diciendo: “Levántate y vé a Nínive, la gran ciudad, y predica contra ella; porque su maldad ha subido a mi presencia.” Entonces Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehovah a Tarsis. Descendió a Jope y halló un barco que iba a Tarsis; y pagando su pasaje, entró en él para irse con ellos a Tarsis, huyendo de la presencia de Jehovah. Pero Jehovah lanzó un gran viento sobre el mar, y se produjo una enorme tempestad, de manera que el barco estaba a punto de romperse. Los marineros tuvieron miedo, y cada uno invocaba a su dios. Y echaron al mar el cargamento que había en el barco, para aligerarlo. Pero Jonás había bajado al fondo del barco, se había acostado y se había quedado profundamente dormido. El capitán del barco se acercó a Jonás y le dijo: — ¿Qué te pasa, dormilón? ¡Levántate e invoca a tu dios! Quizás él se fije en nosotros, y no perezcamos. Entonces se dijeron unos a otros: — ¡Venid y echemos suertes para saber por culpa de quién nos ha sobrevenido este mal! Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Entonces le dijeron: — Decláranos por qué nos ha sobrevenido este mal. ¿Qué oficio tienes y de dónde vienes? ¿Cuál es tu país, y de qué pueblo eres? El respondió: — Soy hebreo y temo a Jehovah, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. Aquellos hombres temieron muchísimo y le preguntaron: — ¿Por qué has hecho esto? Pues entendieron que huía de la presencia de Jehovah, ya que él se lo había declarado. Y le preguntaron: — ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos calme? Porque el mar se embravecía más y más. Y él respondió: — Levantadme y echadme al mar, y se os calmará; pues yo sé que por mi causa os ha sobrevenido esta gran tempestad. Aquellos hombres remaban para hacer volver el barco a tierra, pero no pudieron, porque el mar se embravecía cada vez más. Entonces clamaron a Jehovah diciendo: — ¡Oh Jehovah, por favor, no perezcamos nosotros por la vida de este hombre! No nos hagas responsables de sangre inocente, porque tú, oh Jehovah, has hecho como has querido. Entonces levantaron a Jonás y lo echaron al mar, y el mar cesó de su furia. (Reina Valera Actualizada).

Para muchos, el libro de Jonás no pasa de ser una historieta de Escuela Dominical, y cuando se rememora, el énfasis recae siempre sobre Jonás y su desobediencia al llamado de Dios, quizás el otro elemento que mas se recalca de la historia, es el mostro marino, al que todos se han empeñado en llamar ballena. Los pescadores (¿?) pasan inadvertidos para predicadores y maestros en esta historia. Los marineros no pasan de ser personajes de segunda en toda esta historia y esto para la generalidad de los cristianos. Como se dice en el argot de los directores de cine y televisión, “Personajes de Apoyo”. Pero realmente no es así, estos marineros, al igual que todos los integrantes de la historia jugaban un papel importante en los designios de Dios, es mas, el papel de estos marineros es irreemplazable, ¿se imagina tener el destino de un ministro en sus manos?, ¿puede figurarse Ud la idea de que Dios la halla dado la responsabilidad de tirar un ministro al agua y acabar con él y su ministerio? A estos marineros, Dios les dio la tremenda responsabilidad de administrarle parte del castigo a un ministro desobediente.
Creo que después de haber leído este párrafo anterior, ya ve de una manera diferente a estos rudos marineros, lobos de mar, curtidos por las tormentas del océano y de la vida, con manos callosas, y costumbres y modos toscos. Ellos fueron instrumentos de Dios para llevar de nuevo al camino correcto, al errado siervo de Dios. Esa es la enseñanza que quiero que perciba amado lector, muchas veces los ministros nos preguntamos, ¿Por que tengo a este personaje dentro de mis ovejas? Otras veces comentamos ¿Que hermano mas tosco? No lo dude, son parte del proyecto de Dios en su vida, y Dios los ha colocado a su lado, para purificar su carácter, que aleje la carnalidad y saque lo mejor de Ud, el objetivo de Dios es que Ud se parezca a Cristo.
Ahora, no nos detenemos, pues queremos bosquejar las características restauradoras de estos viejos marineros. Estudiando el pasaje, Dios me mostraba cuales eran los atributos y particularidades de estos marineros, que hicieron que Dios los considerara para llevar a cabo la labor de educar su siervo.
  1. Tuvieron compasión, no intentaron tirar al agua a Jonás desde el principio, sino que hicieron lo posible por calmar la tempestad, y salvar al siervo de Dios. A pesar que Jonás les había confesado su pecado, ellos seguían intentando llevar el barco a tierra, y no acabar con la vida del profeta, el verso 13 dice “Aquellos hombres remaban para hacer volver el barco a tierra, pero no pudieron, porque el mar se embravecía cada vez más”.
  2. Tuvieron respeto y reverencia hacia el Dios de Jonás y hacia Jonás mismo, a pesar que no era su Dios, y a pesar de la mala relación que tenia Jonás en ese momento con Jehová. “El capitán del barco se acercó a Jonás y le dijo: — ¿Qué te pasa, dormilón? ¡Levántate e invoca a tu dios! Quizás él se fije en nosotros, y no perezcamos”. Aunque este punto parezca insignificante, no lo es, nadie puede restaurar a nadie, si critica, destruye y se burla, del trabajo, las creencias y las doctrinas de la persona que sufre. Quizás haya tenido un desempeño muy malo en una circunstancia dada, pero si nosotros lo hubiéramos hecho, quizás, también hubiéramos fallado. Tampoco podemos juzgar la relación que tenga la persona con Dios, pensando que como falló, Dios no lo va a oír, nosotros no sabemos eso, ni lo sabremos nunca.
  3. Estos marineros tuvieron temor de tener culpabilidad de sangre inocente, no querían actuar con injusticia el verso 14 dice: Entonces clamaron a Jehová diciendo: — ¡Oh Jehová, por favor, no perezcamos nosotros por la vida de este hombre! No nos hagas responsables de sangre inocente, porque tú, oh Jehová, has hecho como has querido.
  4. Ellos procedieron a arrojarlo al mar, solo cuando su culpabilidad fué suficientemente probada, y nunca le dijeron cuan lejos estaba de poder ser restaurado nuevamente al favor de Dios, eso solo lo sabe Dios. Podemos echarle en cara a una persona lo mucho que ha fallado y que Dios no lo perdonará nunca, y que su ministerio nunca será restaurado, pero eso son cosas que finalmente sabe Dios solamente.

Tenemos en este pasaje un ejemplo admirable, de cómo debe tratarse a un hermano ofensor, un ministro que ha caído, debemos caminar en el mismo ejemplo que estos marineros, cuando se trate de un fallo en un siervo de Dios. POR FAVOR, MI AMADO LECTOR, SI EL PASTOR O MINISTRO ESTA ERRADO, TRETE DE AYUDARLO. ¡Dios permita que si fallo, encuentre marineros como estos!

ESTAS REFLEXIONES SON EL PRODUCTO DE LOS TEMAS QUE NOS SOLICITAN LOS LECTORES, POR LO QUE NECESITAMOS MANDE SU TEMA, PARA DESARROLARLO Y COMPARTIRLO

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