Iglesia Roca de Salvación
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Levíticos 5:11-13
»Si a esa persona tampoco le alcanza para comprar dos tórtolas o dos pichones, presentará entonces en sacrificio expiatorio, como ofrenda por el pecado cometido, dos litros de flor de harina. Como se trata de un sacrificio expiatorio, no se le pondrá aceite ni incienso. Llevará este sacrificio al sacerdote, quien tomará un puñado de la ofrenda memorial y lo quemará en el altar junto con los sacrificios presentados por fuego al SEÑOR. Es un sacrificio expiatorio. Así el sacerdote hará expiación por el pecado cometido en alguna de estas cosas, y ese pecado le será perdonado. El resto de la ofrenda será para el sacerdote, como sucede con la ofrenda de cereal.».Nueva Versión Internaciones en español
Esta semana hemos estado compartiendo un tema muy sensible y doloroso con un permanente lector de nuestras reflexiones; la fe cristiana se está volviendo un mercado, lideres cristianos de muchas sectas, viven en la riqueza, mientras exigen cantidades ridículas de dinero a sus fieles, algunos han establecido en sus iglesias hasta el segundo diezmo, Según las atinadas palabras del hermano Jairo, eso es un abuso del derecho que le asiste a los ministros de vivir del evangelio. La misma Biblia que dice que el ministro tiene derecho a vivir del evangelio, es la misma Biblia que dice que el Obispo no debe ser codicioso de ganancias deshonestas, una verdad bíblica no puede existir sin la otra, como tampoco puede desplazarla, todas son parte de una misma verdad absoluta, el Evangelio Santo de Nuestro Señor Jesucristo.
Lo que está diciendo éste texto es que el pobre ofrecerá su modesto sacrificio de oblación, según se lo permitan sus circunstancias económicas, si tiene conciencia de su pecado, no necesita esperar que su fortuna le permita ofrecer un sacrificio mas rico, lo que vale es el cumplimiento del mandamiento, no la cantidad. Estos versículos proveen alternativas para los sacrificios que podían ofrecer las personas más pobres en la comunidad. La ofrenda vegetal que podía substituir a la ofrenda de pecado (versos. 11-13) era una cantidad muy pequeña. La décima parte de un efa probablemente era como un kilo de harina, aunque realmente no se conoce el equivalente exacto. No incluía el aceite y el incienso que era normal en la ofrenda vegetal, con el fin de marcar claramente su propósito purificador (Verso 11). Por el contrario, debía mezclarse con los sacrificios de los animales que ya se estaban quemando sobre el altar, para manifestar que estaba en lugar de y contaba como un sacrificio de sangre.
Ahora, aunque fuera poco, pero el pecador debía llevar algo para ofrecer a Jehová, quizás no tenia dinero para una oveja, pero podía llevar un kilogramo de harina, la prescripción era que acorde a sus circunstancias económicas llevara algo. El diezmar y ofrendar era una costumbre establecida varios siglos antes de la revelación de la ley en el Monte Sinaí (vea Génesis. 14:20; 28:22), y no era una práctica solamente en Israel, todas las naciones de alrededor exigían el diezmo a los creyentes. Lo que hizo la ley fue ordenar quién debía recibir los diezmos, en otras palabras, la ley del Sinaí no instituyo los diezmos, lo que hizo solamente fue instruir y regular quien es el que debía recibir los diezmos. El diezmo del pueblo era la renta de los levitas, pero ellos tenían la responsabilidad, como todos los demás, de diezmar su renta. Debían dar un diezmo de todos los diezmos que recibían a Aarón para los sacerdotes. Después de cumplir esta responsabilidad, los levitas podían usar lo que quedaba de los diezmos del pueblo sin temor de incurrir en culpa por profanar las cosas consagradas por el pueblo .Las reglas sobre el sostenimiento de los levitas enseñan que el pueblo de Dios debe ser fiel en traer los diezmos para mantener el ministerio. Hubieron varias ocasiones en el AT cuando al pueblo le falto el ministerio de los levitas a causa de la desobediencia al mandato de diezmar (ver Nehemías. 10:37; 13:10–13).
A través del mundo hispanoparlantes de hoy hay una gran falta de pastores y ministros cristianos en parte porque el pueblo cristiano no ha sido fiel en dar los diezmos para mantenerlos adecuadamente. Hay una necesidad imperiosa de crecer en la mayordomía para proveer un ministerio fuerte (ver 1 Cor. 9:4–14; Gálatas. 6:6; 1 Tim. 5:17, 18). A la vez, el requisito de que los levitas den un diezmo de los diezmos que reciben del pueblo demuestra que los ministros de Dios deben ser buenos mayordomos también. Los líderes espirituales no pueden enseñar al pueblo la necesidad de diezmar si ellos mismos no diezman.
Relacionado a esta verdad bíblica y a la vez realidad histórica actual, hay otra no menos pequeña, que está enseñada en los versos del encabezamiento, y es que Dios no quiso, ni quiere que alguien deje de rendirle culto, por el mero hecho de no tener una economía adecuada. Levíticos 5:11 y 12 dice “Si no tiene lo suficiente para dos tórtolas o dos pichones de paloma, por aquello en que pecó, traerá como su ofrenda la décima parte de un efa de harina fina como ofrenda por el pecado. No pondrá sobre ella aceite ni incienso, porque es una ofrenda por el pecado. La traerá al sacerdote, y éste tomará de ella un puñado como porción memorial, y lo hará arder en el altar sobre las ofrendas quemadas a Jehová. Este es el sacrificio por el pecado”. Todo el mundo no tenía suficiente economía para comparase una oveja o ganado y expiar su pecado, pero no por eso se le iba a quitar la oportunidad de ser expiado. Hay provisiones para los muy pobres, los que ni podían comprar una paloma. Ellos podían traer la décima parte de un EFA de harina (o sea, de 2.2 litros; los rabinos dicen que esta cantidad representa la comida de un día para los pobres). Nadie está fuera del alcance de Dios, no importa su condición económica o social. Como en el caso de dar los diezmos, cada uno debe dar según su posibilidad económica. El verso 13 del capitulo 5 de Levíticos es como un resumen para los Versos. 6–12. El que trae una de estas ofrendas será perdonado. La diferencia en las ofrendas aquí no dependía del tipo de pecado sino de la capacidad económica de la persona que pecaba.
Lo triste de hoy en día, es que con la entrada de la teología de la prosperidad, se enseña en las iglesias, que ser pobre es estar en pecado, que el que no siembra (dinero) en un ministerio esta en pecado,”Eso no es bíblico”.
Jesús tampoco anuló la ley del diezmo( ningún pasaje de los evangelios lo indica así), pero insistió en que ni las ofrendas, ni el ostentamiento exterior de una justicia propia que finge cumplir estrictamente la ley, son una excusa para dejar de lado lo más importante de la ley, a saber, el juicio, la misericordia y la fe. Era necesario hacer estas cosas (Misericordia y Juicio), dijo a los fariseos, sin omitir aquellas (Diezmar Mat. 23:23). No los condenó por guardar la ley, sino por no cumplirla, y por ostentar un celo exagerado por la ley que escondía en realidad su iniquidad interior (Mat. 23:3, 26, 27).
Para muchos la fe cristiana se ha vuelto impracticable, muy costosa, los pastores y líderes cristianos los agobian constantemente, pidiéndoles cantidades inmensas de dinero. Como pastor, quiero dar cuatro consejos, para los que están siendo victima de abusos en sus iglesias. Basado en Génesis 14, donde se relata la forma en que Abraham le dió el diezmo a Melquisedec sugiero:
- Debemos dar en el lugar adecuado. Abraham dio su diezmo al sacerdote del lugar. En nuestro caso debemos darlo en la congregación de nuestra iglesia.
- Debemos dar la cantidad adecuada. El diezmo es lo establecido por el Señor como el mínimo. No permita que lo exploten al pedirle mas de lo que debe, y si lo da tenga cuidado.
- Debemos dar con el motivo adecuado. Abraham lo hizo por gratitud a todo lo recibido de la mano del Señor.
- Debemos dar en el momento adecuado. Inmediatamente que Abraham obtuvo la victoria entregó sus diezmos. Inmediatamente que recibimos los recursos que Dios nos da, es el momento para separar para el Señor nuestro diezmo de gratitud. Si no lo hace, es muy posible que lo gaste en otra cosa.
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