Iglesia Roca de Salvación
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Paso ahora a los asuntos que me plantearon por escrito: «Es mejor no tener relaciones sexuales.» Pero en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio. Ahora bien, esto lo digo como una concesión y no como una orden. En realidad, preferiría que todos fueran como yo. No obstante, cada uno tiene de Dios su propio don: éste posee uno; aquél, otro. A los solteros y a las viudas les digo que sería mejor que se quedaran como yo. Pero si no pueden dominarse, que se casen, porque es preferible casarse que quemarse de pasión. A los casados les doy la siguiente orden (no yo sino el Señor): que la mujer no se separe de su esposo. Sin embargo, si se separa, que no se vuelva a casar; de lo contrario, que se reconcilie con su esposo. Así mismo, que el hombre no se divorcie de su esposa. A los demás les digo yo (no es mandamiento del Señor): Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, que no se divorcie de ella. Y si una mujer tiene un esposo que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, que no se divorcie de él. Porque el esposo no creyente ha sido santificado por la unión con su esposa, y la esposa no creyente ha sido santificada por la unión con su esposo creyente. Si así no fuera, sus hijos serían impuros, mientras que, de hecho, son santos. Sin embargo, si el cónyuge no creyente decide separarse, no se lo impidan. En tales circunstancias, el cónyuge creyente queda sin obligación; Dios nos ha llamado a vivir en paz. (Nueva Versión Internacional Española)
A petición de la hermana Aleida Jozil, tratamos el controvertido tema del divorcio, saludos y bendición a la hermana
En la confusa situación actual en lo concerniente al casamiento, el divorcio, y el nuevo casamiento, la iglesia cristiana, al tratar con los conversos y los miembros arrepentidos, a menudo se ve obligada a aceptar la situación según se haya presentado. Un converso que previamente se había divorciado sobre una base suficiente o insuficiente, y que se ha vuelto a casar, no puede volver a su cónyuge original, y no puede llamarse adulterio al nuevo matrimonio (1 Co. 6.9, 11).
Las presuposiciones culturales, sobre todo en las relaciones interpersonales, son diferentes hoy que la de tiempos bíblicos. La aceptación de la esclavitud como institución legal; la dominación de las esposas por parte de los esposos en materia de divorcio y derechos de propiedad; y la naturaleza irretractable de la bendición paterna, marcaban aquella sociedad antigua, a diferencia de las actuales.
Según Pablo, si un esposo no creyente quisiera dejar a su esposa, entonces ella deberá dejarlo en libertad. Algunas veces el mundo antiguo se preocupaba del juicio de los dioses, cuando alguna persona renunciaba a ellos por otra religión nueva. En el siglo I, en los lugares que estaban bajo el dominio grecorromano, las mujeres podían fácilmente divorciarse de sus esposos. Simplemente demandaban que se les devolviera la dote. Si no se les devolvía, la ley romana establecía un recargo del 18% de interés sobre el valor de la misma hasta que el esposo cumpliera con su obligación. Si la mujer deseaba separarse porque su esposo era cristiano, no debía ponerse ningún obstáculo en su camino, como por ejemplo; retener la dote. Dios ha llamado a su pueblo a vivir en paz y no en perpetua disensión. Ciertamente, retener la dote aunque fuera con la buena intención de salvar el matrimonio, finalmente traería como consecuencia la infelicidad de recurrir a los tribunales. Los cristianos no estaban puestos bajo servidumbre, es decir, no estaban obligados a permanecer en ese matrimonio, y por lo tanto, implícitamente, eran libres para casarse nuevamente, pero sólo “en el Señor” (Verso. 39). Según Pablo el divorcio se permite cuando uno de los cónyuges abandona el matrimonio porque el otro se ha convertido al cristianismo. Si existía la esperanza de que el cónyuge no cristiano llegara a creer, debía hacerse todo el esfuerzo posible para permanecer en el matrimonio, aunque no hubiera garantía absoluta de que esto resultaría así.
A diferencia de los tiempos modernos y a los tiempos en que vivió Pablo, En la ley judía el varón tenía el derecho de divorciarse de su mujer (pero no la esposa de su marido) con una declaración sencilla; no había juicio ni apelación. En el Medio Oriente Antiguo no sólo se consideraba lamentable el que la mujer casada no tuviese hijos sino también un reproche que podía llevar al divorcio. Esta fue la razón por la cual Sara rió con desesperanza (Gen. 18.22), Ana oró silenciosamente (1 S. 1.10ss), Raquel expresó la apasionada alternativa de tener hijos o morir (Gen. 30.1), y Elizabet exclamó que el Señor se había dignado quitar su afrenta (Luc. 1.25).
Tenemos entonces que, en cada cultura y en cada época, ha habido diferentes enfoques sobre el divorcio, pero el cristiano no puede ver el divorcio como una alternativa para solucionar los problemas de la pareja.
Poco tiempo antes de Cristo, el mundo religioso se debatía en el dilema de cual era la razón para divorciarse. Según Deuteronomio 24:1, el marido que encuentra “alguna cosa indecente” (Biblia de Jerusalén “algo que le desagrada”) en su esposa puede divorciarse, la escuela de Shammai, interpretaba esta expresión como refiriéndose a infidelidad solamente, mientras que la escuela de Hillel la entendía como refiriéndose a todo lo que resultara desagradable al esposo.
En vez de entrar en este debate, sobre cual de los dos rabinos tenían la razón, Jesús declaró que el divorcio, por la razón que fuere, era incompatible con el propósito de Dios para el matrimonio. Al hacerlo, restableció el intento original del Creador, expresado en Gén. 1:27; 2:24, como superior a la provisión de Deut. 24:1, que se dio sólo ante vuestra dureza de corazón. Las normas del divorcio eran una concesión para tratar con el resultado del pecado, no una expresión de la intención original de Dios. El divorcio podría parecer necesario, pero nunca puede ser bueno. El principio de que serán los dos una sola carne se puede cumplir solamente en un matrimonio sin disolución.
Según Oates, hay siete etapas antes que llegue la separación
- La Etapa de los Conflictos Típicos: Todos los matrimonios tienen problemas típicos, sobre control económico, natalidad etc.
- La Etapa del Pacto Fracturado: El pacto se refiere al estado de confianza que existe entre las dos personas porque se comprometen a guardar aquel estado, y aun hacerlo florecer.
- La Etapa de la Evidencia Escondida: Aquí, la pareja guarda toda apariencia, mientras que también guardan rencor y resentimiento.
- La Etapa del Conocimiento Público: Ahora la pareja comienza a buscar consejos, o sea en la familia, o entre los suegros, o aun consultando con un consejero profesional ya sea un sicólogo o el pastor.
- La Etapa de las Amenazas o los Intentos de Separación: Esta etapa consiste en algunas formas de separación; a veces, simplemente por visitas prolongadas por la esposa a la casa de los padres, o en tomar un trabajo que le permite al esposo viajar.
- La Etapa de Legalizar la Separación: Comienza esta etapa por la consulta a un abogado en cuanto a sus derechos. También se discuten entre ellos la división de la propiedad, los niños, etc.
- La Etapa del Divorcio. Este es un tiempo parecido al “duelo”; pero el divorcio es, en un sentido, peor que la muerte. El divorcio es una separación causada por el fracaso, y deja cicatrices como si fueran hechas por un serrucho o un cuchillo oxidado. Los niños son un continuo recuerdo de los errores. Los divorciados precisan de un compañerismo y amor profundos para poder soportar las angustias de este tiempo y para poder reorientarse y reconstruir sus vidas.
Seria bueno que Ud identificara en que etapa de su relación esta viviendo y que busque ayuda
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