Iglesia Roca de Salvación
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1 Corintios 6:19
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que mora en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (La biblia)
(Al cuerpo), has de trátale, no como quien vive con el, que es necedad, ni como quien vive para el, que es delito, sino como quien no puede vivir sin el (Quevedo, La cuna y la sepulta)
Mayor soy, y para mayores cosas nací que para ser esclavo de mi cuerpo (Seneca, Epístolas)
En el ambiente cristiano, el tema de la donación de órganos se ha convertido en algo muy discutible, dado que hay quienes piensan que donar órganos es pecado, otros creen que más que algo bueno, es un deber para todo creyente, mientras que otros dejan este tema a conciencia, dado que la Biblia no lo aprueba ni lo condena, por lo menos no explícitamente. ¿Cual es la posición de nosotros referente a este tema? ¿Tiene las Asambleas de Dios una posición sobre la donación de órganos humanos? Nuestro punto de vista cristiano referente al tema, es muy parecido a la teología judía.
La posición del judaísmo en cuanto a la donación de órganos es tan compleja como el asunto de la vida y la muerte, ya que deriva directamente de la perspectiva judía de la santidad de la vida y el rol que nuestra existencia física juega en el desarrollo de nuestro ser espiritual, el judío tiene una obligación sagrada de preservar la vida humana (pikuaj nefesh). Este es un valor fundamental en la ley judía. tan importante que casi cualquier otra ley puede ser violada por esta razón. Por ejemplo: podemos violar el Shabat para llevar a una persona herida al hospital.
Paralelo a eso, la ley judía prohíbe profanar el cuerpo de un muerto (nivul hamet). Debido a que el cuerpo de una persona muerta tuvo alguna vez dentro de sí un alma sagrada, debe ser tratado con el máximo respeto. Cada parte del cuerpo debe ser enterrada, esta es la razón por la cual a veces vemos imágenes de gente religiosa buscando y agarrando las diferentes partes de los cuerpos de gente asesinada en ataques terroristas para enterrarlas.
Según la doctrina judía, la donación de órganos sólo es permitida en casos donde el órgano en cuestión es requerido para un transplante inmediato y específico. En tal caso, es una mitzvá muy grande para un judío el donar un órgano para salvarle la vida a una persona. La donación de órganos no está limitada a gente que ha muerto: Una persona que esté dispuesta a donar unos de sus riñones a alguien que lo necesite, por ejemplo, también puede hacerlo. Sin embargo, en cuanto a la prohibición de profanar el cuerpo, está prohibido donar simplemente a un "banco de órganos" donde no hay un receptor específico e inmediato. Más aún, está también prohibido donar órganos para la realización de investigaciones médicas o para su utilización por estudiantes que necesitan desarmarlos en la facultad de medicina.[1]
Nuestra respuesta a esta interrogante se basa en el entendimiento de la doctrina de la resurrección, "La esperanza bienaventurada”. El apóstol Pablo deja muy claro que los cuerpos mortales que tenemos ahora no pueden heredar el reino de Dios (1 Corintios 15:35-58, 2 Corintios 5:1-10). La Biblia también deja claro que estar ausente de este cuerpo es estar en casa con el Señor (2 Corintios 5:6-10).
Cuando vamos a estar con el Señor a la espera del rapto y la resurrección de los que quedan vivos hasta la venida del Señor (1 Tesalonicenses 4:15), el cuerpo vuelve al polvo (Génesis 2:7, 3:19; 1 Corintios 15:45-50). No tenemos más necesidad de los cuerpos mortales.
La donación de nuestros órganos puede dar el regalo de la vida a otra persona mucho después de haber ido a casa para estar con el Señor. Si el destinatario es un cristiano, el recurso del órgano tiene el potencial para facilitar la continuación del servicio cristiano y el testimonio de vida de un creyente en la tierra. Si el destinatario no es un cristiano, se podrá conceder un plazo adicional individual y la oportunidad de aceptar a Cristo. Una idea fascinante seria que los donantes cristianos, acompañaran la donación con una carta escrita a mano que narre la vida del donante y su testimonio cristiano.
[1] Responsa Nodá Bihudá (parte II, Yoré Deá, 210), escrito por el Rabino Yechezkel Landau.
Responsa Igrot Moshé, (Yoré Deá, parte II, 174), escrito por el Rabino Moshé Feinstein.
Responsa Minjat Itzjak (parte V, 7) escrito el Rabino Itzjak Iaacov Waiss.
Responsa Tzitz Eliezer (parte X, 25) escrito por el Rabino Eliezer Waldenberg.
Para más información:
Instituto para Ética Médica Judía en San Francisco (800-258-4427).
"El Judaísmo y la Curación", escrito por el Rabino J. David Bleij (Ktav Publishing 1981)
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