Martes, 03 de noviembre de 2009
Iglesia Roca de Salvación
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Este es el mensaje que el Señor dirigió a Joel, hijo de Petuel. Oigan bien esto, ancianos, y todos ustedes, habitantes del país. ¿Han visto ustedes nunca cosa semejante? ¿Se vio nunca cosa igual en tiempos de sus padres? Cuéntenlo a sus hijos, y que ellos lo cuenten a los suyos, y estos a los que nazcan después. Todo se lo comieron las langostas: lo que unas dejaron, otras vinieron y lo devoraron. ¡Ustedes, borrachos, despierten! ¡Échense a llorar, bebedores de vino, porque aun el jugo de la uva les van a quitar! Pues la langosta, como un ejército fuerte y numeroso, de dientes de león y colmillos de leona, ha invadido mi país. Ha destruido nuestros viñedos, ha destrozado nuestras higueras; las ha pelado por completo, hasta dejar blancas sus ramas. Como novia que llora y se viste de luto por la muerte de su prometido, así lloran los sacerdotes porque en el templo ya no hay cereales ni vino para las ofrendas del Señor. Los campos están desolados; las tierras están de luto. El trigo se ha perdido, los viñedos se han secado y los olivos están marchitos. Ustedes, los que trabajan en campos y viñedos, lloren entristecidos, pues se echaron a perder las siembras y las cosechas de trigo y de cebada. Se han secado los viñedos y se han perdido las higueras. Secos quedaron también los granados, las palmeras, los manzanos y todos los árboles del campo. ¡Así se ha perdido la alegría de toda la gente! Ustedes, sacerdotes, ministros del altar, vístanse de ropas ásperas y lloren de dolor, porque en el templo de su Dios ya no hay cereales ni vino para las ofrendas. Convoquen al pueblo y proclamen ayuno; junten en el templo del Señor su Dios a los ancianos y a todos los habitantes del país, e invoquen al Señor. ¡Ay, se acerca el día del Señor! ¡Día terrible, que nos trae destrucción de parte del Todopoderoso! Ante nuestros ojos nos quitaron la comida, y se acabó la alegría en el templo de nuestro Dios. La semilla murió en el surco, el trigo se ha perdido y los graneros están en ruinas. ¡Cómo muge el ganado! En vano buscan pasto las vacas; los rebaños de ovejas se están muriendo. ¡A ti clamo, Señor, pues el fuego ha quemado la hierba del desierto y los árboles del campo! ¡Aun los animales salvajes claman a ti, porque se han secado los arroyos y el fuego quema los pastizales! (Versión Popular)
El profeta, con tono enfático, llama la atención sobre el carácter extraordinario de lo que va a comunicar. La desolación del país es de tales proporciones, que nadie entre los nacidos ha podido ser testigo de semejante catástrofe. Parece que alude a una plaga de langostas que ha caído sobre el país, arrasándolo todo. Enumera cuatro clases de insectos de la familia de las langostas, cuya traducción no es fácil concretar, pues los nombres aparecen sólo aquí.
El profeta quiere recalcar que la devastación ha sido total: lo que dejó una langosta lo comieron los otros insectos, de forma que en el campo no queda nada para los hombres y las bestias. Las frases son absolutas, y el estilo de las afirmaciones es pomposo e hiperbólico. En Palestina no son raras las invasiones de langostas, que provienen del desierto siroarábigo, traídas por el viento solano o jamshim En ocasiones bastaron unas horas para que los campos quedaran totalmente asolados. Es lo que debió de ocurrir en tiempos de Joel, pero en proporciones desorbitadas, de forma que ni los más viejos podían recordar semejante catástrofe.
El duelo por la devastación debe ser general, todo el mundo se ha visto afectado. En primer término deben lamentarse los borrachos, que, somnolientos por el efecto del vino, no se han dado cuenta de la pérdida que para ellos supone la pérdida del mosto en las viñas (v.5). La plaga de langostas es comparada a un ejército invasor (pueblo fuerte, v.2), que todo lo arrasa. Algunos autores creen que aquí se alude no a una invasión de langostas, sino a un ejército enemigo invasor al que no se nombra; pero la generalidad de los comentaristas se inclina por la opinión de que el profeta piensa en una invasión de langostas, y que es tipo de una invasión futura. La devastación afecta a todo el reino vegetal: las viñas, higueras.(1.7).Las langostas han descortezado los árboles, dejando blancos sus sarmientos o ramas. Ante tal ruina, el profeta invita solemnemente al duelo a todo el pueblo para que se lamente como virgen ceñida de saco por el prometido de su juventud. La comunidad israelita es presentada a veces en los escritos proféticos como la hija de mi pueblo o la hija de Judá .El lamento de la doncella por su prometido da idea de la gran amargura del pueblo por la catástrofe. La consternación es general, y hasta los mismos sacerdotes están en duelo ,porque con la escasez reinante han cesado la ofrenda y la libación en el templo (V.9).Los labradores están avergonzados, decepcionados en sus esperanzas, porque no han conseguido nada de lo que prometían sus sudores de la siembra y del laboreo del campo (v.11).Todo es desolación y ruina, y por eso la alegría se ha retirado avergonzada ,como sintiéndose fuera de lugar entre los hombres, donde todo es duelo y consternación (v.12).
El profeta invita a los sacerdotes a proclamar el ayuno y la penitencia para que Jehová se aplaque y ponga término a tanta desolación (v.15).Todo el pueblo, ancianos y gentes humildes, deben estar presentes en el duelo general. Va a llegar el día de Jehová, el tiempo de su manifestación airada para con su pueblo. La invasión de las langostas, con la consiguiente desolación del país, no es sino el anuncio de la asolación del Todopoderoso. Si tales son los signos precursores, ¡que no será el día de la ira divina! No hay más solución que la penitencia para que Jehová se aplaque en su enojo. Después de esta invitación a la penitencia, el profeta vuelve a describir la desolación presente: los graneros, devastados; las bestias andan mugiendo sin pastos, pues hasta los pequeños oasis o pastizales del desierto o estepa han sido abrasados por el fuego. Hasta las mismas fieras del campo buscan a Jehová, porque no encuentran alimento.
Que cuadro tan patético, y pensar que todo fue y sigue siendo causado por alejarse de Dios, cuando una nación olvida los sanos principios bíblicos, lo único que queda es lamentarse.
ESTAS REFLEXIONES SON EL PRODUCTO DE LOS TEMAS QUE NOS SOLICITAN LOS LECTORES, POR LO QUE NECESITAMOS MANDE SU TEMA, PARA DESARROLARLO Y COMPARTIRLO
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