lunes, 9 de noviembre de 2009

El deber de proveer para nuestra familia 1 Timoteo 5:8

Lunes, 09 de noviembre de 2009

Iglesia Roca de Salvación

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1 Timoteo 5:8

Si alguien no tiene cuidado de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.


Vivir dentro de una relación es algo que uno tiene que ganarse, con las actitudes. Sea en la relación con la iglesia, la familia, o negocio, para vivir en una relación hay que hacer ajustes y todo el mundo no esta dispuesto a hacerlo. La persona que no esta preparada a hacer compromisos, arreglos, conciliaciones, queda descartada para mantener una relación o vivir dentro de ella.
Este pasaje muestra la responsabilidad que surge del hecho de estar dentro de una relación familiar, algo que la Biblia enseña .
  1. Los hijos con los padres Efesios 6:1
  2. Las mujeres con hombres Efesios 5 :22 ss
  3. Deber sexual 1 Corintios 7:1-6
  4. Deber económico 1 Timoteo 5:8 : 2 Cor 12:14

De alguna manera todos los que viven debajo de un mismo techo dependen poco o mucho de nosotros. El evangelio no descuida las relaciones naturales, al contrario las refuerza. Los Esenios, podían ayudar a cualquiera en sus necesidades, pero no podían ayudar a sus padres sin antes preguntar a sus profesores. Esa fue una de las malas tendencias que combatió Cristo y sus apóstoles.
Negar la manutención al hogar es una negación práctica de la fe, por dos razones. A) Es una negación de la deuda de amor que es la fuente de la fe. No es una negación en palabras sino en hechos, la fe es de hechos. No existe fe, sin negación propia, y entrega de amor, esta era una mala tendencia en las iglesias de aquel tiempo. B) Negar la manutención al hogar pone al creyente por debajo de los pecadores que, a pesar de no creer en Cristo, mantienen sus hogares.
Erasmo tradujo este texto haciendo responsable solamente a las mujeres: "Si alguna mujer no provee para los suyos", aplicándolo exclusivamente a las mujeres. Es mejor considerarlo como una afirmación general; porque es costumbre en Pablo, aun cuando esté tratando de un tema en particular, deducir argumentos de principios generales; y, por otra parte, deducir de afirmaciones, particulares una doctrina universal. Y ciertamente tendrá mayor peso, si se puede aplicar tanto a los hombres como a las mujeres.
Pablo dice que aquellos que no se preocupan por sus parientes y especialmente por los de su propia casa, han "negado la fe". Y está en lo correcto; porque no puede haber piedad para con Dios, cuando una persona puede en esa forma hacer a un lado los sentimientos humanitarios. ¿Acaso la fe, que nos hace hijos de Dios, podrá hacernos peor que bestias brutas ? Tal inhumanidad, por lo tanto, está en abierta rebeldía contra Dios, y es una negación de la fe.
No satisfecho con esto, Pablo realza la criminalidad de su conducta, diciendo, que quien se olvida de los suyos, es peor que un infiel. Esto es cierto por dos razones. Primero, cuanto más adelantado esté uno en el conocimiento de Dios, menos excusas tiene; y por consiguiente, aquellos que cierran sus ojos a la clara luz de Dios son peor que los paganos. Segundo, ésta es una clase de obligación que la propia naturaleza enseña; porque éstos son afectos naturales (sorgai fusikai). Y si, por el propio impulso de la naturaleza, los infieles son tan afectos a amar a los suyos, ¿qué debemos pensar de aquellos que no actúan movidos por tales sentimientos? ¿Acaso no van más allá que los infieles en brutalidad? Si se objetare que, entre los incrédulos, hay también muchos padres que son incrédulos y salvajes, la explicación es fácil, ya que Pablo no habla de cualquier clase de padres, sino de aquellos que, por la dirección e instrucción de la naturaleza, cuidan de su descendencia; porque si alguno ha degenerado de aquello que es tan perfectamente natural, debe ser considerado como un monstruo. Cabe preguntar: ¿por qué el Apóstol[1] da preferencia a los miembros de la familia y no a los hijos? Yo respondo: cuando él habla de ¿Los suyos y especialmente los de su casa, con ambas expresiones denota los hijos y los nietos. Porque, aunque los hijos hayan sido transferidos, o se hayan pasado a diferente familia, mediante el matrimonio, o en cualquier forma hayan dejado la casa de sus padres, con todo, el derecho de la naturaleza no ha sido completamente extinguido, como para destruir la obligación que tienen los mayores de dirigir a los más jóvenes tal como se les ha conferido por Dios, o al menos cuidar de ellos en la forma mejor que les sea posible. Para los domésticos la obligación es más estricta;[2] porque deben cuidar de ellos por dos razones: primero porque son de su propia sangre, y segundo porque son parte de la familia que ellos gobiernan[3].




[1] Pulpit Commentary
[2] The preacher homiletic commentary
[3] Comentarios de Calvino, traducido del ingles

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