jueves, 31 de diciembre de 2009

La blasfemia contra el Espiritu Santo Marcos 3:29


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De cierto os digo que a los hijos de los hombres les serán perdonados todos los pecados y blasfemias, cualesquiera que sean. Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, sino que es culpable de pecado eterno.” Dijo esto porque decían: “Tiene espíritu inmundo.”

Aun la familia de Jesús pensó que él estaba fuera de sí. Muchos de los siervos más fieles de Dios, desde Pablo hasta John Sungel, gran evangelista del Asia sudoriental, se han enfrentado con esta misma acusación. Pero los escribas que habían descendido de Jerusalén en una comisión especial de investigación, se sobrepasaron en su afán de desquite. No dijeron que Jesús estaba loco, sino que estaba poseído por los demonios. La tremenda advertencia que Cristo les hizo, de que considerasen las palabras que habían dicho, es digna de destacar, si persistían en ese modo de pensar, seria fatal para ellos, pues seria un pecado contra el ultimo remedio que puede ayudar al ser humano, y por lo tanto imperdonable. El único pecado imperdonable es rechazar el perdón, pero lo que conduce a rechazar el perdón es negarse a ser convencido por el Espíritu Santo. Y quienes ante tales muestras del poder del Espíritu Santo en Jesús, buscaban una escusa tan infame para no creer, se cerraban, ellos mismos el camino al perdón. Es como un enfermo que puede curarse solamente con un remedio por vía oral, pero su estomago se niega a recibirlo, su muerte esta segura. La argumentación de Cristo va contra los “escribas”, que atribuían el poder de Cristo para expulsar demonios a Satanás. Blasfemar, es hablar mal, achacar a un espíritu inmundo la obra del Espíritu Santo. Cristo argumenta que Satanás no puede expulsar a Satanás pues destruye su obra. De aquí pasa a exponer el “pecado contra el Espíritu Santo.” La enseñanza que se desprende de él es que, cerrar los ojos a la evidencia, atribuir las obras de Dios a Satanás; el bien, hacerlo obra del mal, es un pecado contra el Espíritu Santo y que es imperdonable. Marcos resalta esto más que ninguno al decir: “Porque ellos decían: Tiene espíritu impuro.” Atribuían las obras de la sanidad al espíritu impuro, que es la frase bíblica para expresar a Satanás y esto es imperdonable.
Jesús señaló que la expulsión de demonios significaba una victoria sobre el enemigo, no asociarse con Satanás. Por último, dio una severa advertencia acerca del único pecado imperdonable en la Biblia: el pecado en contra del Espíritu Santo. Esto parece ser cerrar deliberadamente el corazón y la mente al testimonio del Espíritu acerca de Jesús, algo que los maestros habían demostrado en su culpabilidad. El torcimiento de la verdad tan deliberado y a propósito hace que el arrepentimiento y la salvación sean imposibles, ya que se ha cerrado la única puerta de la salvación que Dios ha abierto. No es que Dios no esté dispuesto a perdonar, sino que tal persona no quiere recibir el perdón del Señor. Si aún tememos que seremos culpables, es una señal clara de que no hemos cometido el peor de los pecados y que no estamos en peligro de cometerlo. En verdad, como ha sido dicho muchas veces, lo marcado está del otro lado: la preciosa verdad es que todos los demás pecados pueden ser perdonados.

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