Iglesia Roca de Salvación
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Aconteció en aquellos días que salió un edicto de parte de César Augusto, para levantar un censo de todo el mundo habitado. Este primer censo se realizó mientras Cirenio era gobernador de Siria. Todos iban para inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. Entonces José también subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, porque él era de la casa y de la familia de David, para inscribirse con María, su esposa, quien estaba encinta. Aconteció que, mientras ellos estaban allí, se cumplieron los días de su alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito. Le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
El nacimiento de Cristo en Belén tiene una circunstancia humana inmediata y una circunstancia divina trascendente. Cesar Augusto dio un edicto para que “todo el mundo,” es decir, el mundo romano, se empadronase. De Augusto se conocen varios censos parciales y tres totales. Uno de éstos fue el 746 de Roma, que corresponde a unos ocho años antes de la fecha actual del nacimiento de Cristo, esa es la circunstancia humana inmediata, pero la motivación divina va mas halla, según el profeta Daniel (2:44) el reino del Mesías sería establecido durante el tiempo del cuarto poder mundial, a saber, el imperio romano. Lucas confirma que Jesús nació en ese tiempo. Nunca se hubiera imaginado Augusto César que él estaba ayudando a cumplir las profecías de Daniel y Miqueas acerca del nacimiento del Mesías. “El nacimiento de un niño, que no estaba previsto iba a cambiar la faz del mundo”. Lucas escribe este registro para un gentil llamado Teófilo, y sabe que su registro sería leído por muchos gentiles. Por eso, conecta el nacimiento de Jesús con el reinado de Augusto César y el trasfondo de la historia romana. Comúnmente tales censos se hacen con fines de cobrar impuestos, y probablemente esto sea el motivo de este censo, Lucas no explica el propósito de este edicto. Sin embargo, el verdadero propósito del censo, en la mentalidad divina, era para traer a José y María a Belén. El hombre propone, pero Dios dispone. E iban todos para ser empadronados (inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. Es decir, no la ciudad de su residencia, sino a la ciudad de descendencia. Solamente así sería confiable el censo, pues de otro modo, habrían sido omitidos, o registrados como habitantes de otras ciudades, o registrados dos veces, etc., causando confusión. Este es un detalle interesante e importante. El método usual de los romanos era hacer el censo del pueblo en residencia, pero en este caso se aceptó la práctica de los judíos de volver todos a su ciudad de descendencia. Digo que es “interesante e importante”, porque de esa manera José y María volvieron a Belén donde el Cristo había de nacer (Miqueas 5:2). Desde luego, ni Augusto ni José ni María ni nadie promovía este asunto; más bien, la mano de Dios lo promovió para llevar a cabo su profecía. El pensamiento del Salmo 118:23 se puede aplicar aquí: “De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos".
Para los judíos era importante guardar los registros familiares. Todo judío podía conocer su genealogía. Josué 7:16-18, es un ejemplo de como los israelitas podían identificar al pueblo por tribu y por familia, el pasaje en cuestión dice “Josué, pues, levantándose de mañana, hizo acercar a Israel por sus tribus; y fue tomada la tribu de Judá. Y haciendo acercar a la tribu de Judá, fue tomada la familia de los de Zera; y haciendo luego acercar a la familia de los de Zera por los varones, fue tomado Zabdi. Hizo acercar su casa por los varones, y fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá”.
José y María no eran de Belén, sino de Nazaret, pero el Cristo no había de nacer en Nazaret sino en Belén. ¿Cómo, pues, se cumpliría esta profecía? La respuesta es obvia. El edicto de parte de Augusto César requería que todos volvieran “cada uno a su ciudad” para inscribirse en el censo, y precisamente en ese tiempo cuando María daría a luz tuvieron que estar en Belén.
Me emociono cuando leo este simple relato histórico y veo la enorme verdad espiritual que hay detrás de el. César Augusto intentó hacerse un Dios. Quería ser adorado. Firmó sin saberlo una orden que provocó que una mujer y un hombre, campesinos, que vivían en Nazaret, una parte remota de su vasto imperio, para él desconocida, fueran a Belén para inscribirse. Esa mujer llevaba en su seno al Hijo de Dios. ¡Esto es tremendo! Este César Augusto intentó hacer el mismo Dios, pero hoy en día nadie le reverencia o paga impuestos a él. Pero ese pequeño bebé en el vientre de María, se le adora el día de hoy y se le llama nuestro Salvador. César Augusto era sólo la herramienta en la mano de Dios para llevar a cabo la profecía: "Mas tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti saldrá el que gobernara a Israel y sus salidas son desde el principio. (Miqueas 5:2). Este es un notable relato. Todo lo que pasó fue organizado por Dios. Si alguien le hubiera dicho a César, "Espera un minuto, la mujer que va a dar a luz debe de moverse de ciudad para que tu puedas cobrar los impuestos. Creo que él habría respondido: "No se preocupan por los bebés o de sus madres, solamente estoy interesado en los impuestos, los ejércitos, el dinero y el lujo. " Bueno, todo eso ha desaparecido actualmente junto con Cesar y solo queda Cristo.
Queda aun otro detalle en este relato, el Dr. Lucas esta diciendo que María le puso pañales a este niño, ropa de bebé ¡pañales al Hijo de Dios! era perfectamente humano, ¡Dios manifestado en la carne!, Increíble lección de humildad, el que vestia como Dios en los cielos, ahora deja su atuendo en el respaldo de su imponente trono, nace en pesebre y se viste de panales. María dió a luz a su hijo primogénito y lo acostó en un pesebre. Se piensa en la pobreza como la razón por la que no durmieron el mesón. Esta era una realidad, con riqueza hubiesen obtenido un hospedaje adecuado. Por eso la frase “no había lugar para ellos” debe de tener un valor enfático. Otros piensan que no durmieron en el mesón, pues este estaba completamente ocupado debido a la cantidad de transeúntes que habían venido a empadronarse, a mi me gusta pensar que era la necesidad del aislamiento lo que llevo a que fueran a dormir al pesebre .María no podía evitar en su parto las asistencias que otras mujeres le iban a prestar. Y esto es lo que desea evitar. Su parto iba a ser virginal, por lo que esta reserva se imponía por un doble motivo.
El nacimiento de Cristo en Belén tiene una circunstancia humana inmediata y una circunstancia divina trascendente. Cesar Augusto dio un edicto para que “todo el mundo,” es decir, el mundo romano, se empadronase. De Augusto se conocen varios censos parciales y tres totales. Uno de éstos fue el 746 de Roma, que corresponde a unos ocho años antes de la fecha actual del nacimiento de Cristo, esa es la circunstancia humana inmediata, pero la motivación divina va mas halla, según el profeta Daniel (2:44) el reino del Mesías sería establecido durante el tiempo del cuarto poder mundial, a saber, el imperio romano. Lucas confirma que Jesús nació en ese tiempo. Nunca se hubiera imaginado Augusto César que él estaba ayudando a cumplir las profecías de Daniel y Miqueas acerca del nacimiento del Mesías. “El nacimiento de un niño, que no estaba previsto iba a cambiar la faz del mundo”. Lucas escribe este registro para un gentil llamado Teófilo, y sabe que su registro sería leído por muchos gentiles. Por eso, conecta el nacimiento de Jesús con el reinado de Augusto César y el trasfondo de la historia romana. Comúnmente tales censos se hacen con fines de cobrar impuestos, y probablemente esto sea el motivo de este censo, Lucas no explica el propósito de este edicto. Sin embargo, el verdadero propósito del censo, en la mentalidad divina, era para traer a José y María a Belén. El hombre propone, pero Dios dispone. E iban todos para ser empadronados (inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. Es decir, no la ciudad de su residencia, sino a la ciudad de descendencia. Solamente así sería confiable el censo, pues de otro modo, habrían sido omitidos, o registrados como habitantes de otras ciudades, o registrados dos veces, etc., causando confusión. Este es un detalle interesante e importante. El método usual de los romanos era hacer el censo del pueblo en residencia, pero en este caso se aceptó la práctica de los judíos de volver todos a su ciudad de descendencia. Digo que es “interesante e importante”, porque de esa manera José y María volvieron a Belén donde el Cristo había de nacer (Miqueas 5:2). Desde luego, ni Augusto ni José ni María ni nadie promovía este asunto; más bien, la mano de Dios lo promovió para llevar a cabo su profecía. El pensamiento del Salmo 118:23 se puede aplicar aquí: “De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos".
Para los judíos era importante guardar los registros familiares. Todo judío podía conocer su genealogía. Josué 7:16-18, es un ejemplo de como los israelitas podían identificar al pueblo por tribu y por familia, el pasaje en cuestión dice “Josué, pues, levantándose de mañana, hizo acercar a Israel por sus tribus; y fue tomada la tribu de Judá. Y haciendo acercar a la tribu de Judá, fue tomada la familia de los de Zera; y haciendo luego acercar a la familia de los de Zera por los varones, fue tomado Zabdi. Hizo acercar su casa por los varones, y fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá”.
José y María no eran de Belén, sino de Nazaret, pero el Cristo no había de nacer en Nazaret sino en Belén. ¿Cómo, pues, se cumpliría esta profecía? La respuesta es obvia. El edicto de parte de Augusto César requería que todos volvieran “cada uno a su ciudad” para inscribirse en el censo, y precisamente en ese tiempo cuando María daría a luz tuvieron que estar en Belén.
Me emociono cuando leo este simple relato histórico y veo la enorme verdad espiritual que hay detrás de el. César Augusto intentó hacerse un Dios. Quería ser adorado. Firmó sin saberlo una orden que provocó que una mujer y un hombre, campesinos, que vivían en Nazaret, una parte remota de su vasto imperio, para él desconocida, fueran a Belén para inscribirse. Esa mujer llevaba en su seno al Hijo de Dios. ¡Esto es tremendo! Este César Augusto intentó hacer el mismo Dios, pero hoy en día nadie le reverencia o paga impuestos a él. Pero ese pequeño bebé en el vientre de María, se le adora el día de hoy y se le llama nuestro Salvador. César Augusto era sólo la herramienta en la mano de Dios para llevar a cabo la profecía: "Mas tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti saldrá el que gobernara a Israel y sus salidas son desde el principio. (Miqueas 5:2). Este es un notable relato. Todo lo que pasó fue organizado por Dios. Si alguien le hubiera dicho a César, "Espera un minuto, la mujer que va a dar a luz debe de moverse de ciudad para que tu puedas cobrar los impuestos. Creo que él habría respondido: "No se preocupan por los bebés o de sus madres, solamente estoy interesado en los impuestos, los ejércitos, el dinero y el lujo. " Bueno, todo eso ha desaparecido actualmente junto con Cesar y solo queda Cristo.
Queda aun otro detalle en este relato, el Dr. Lucas esta diciendo que María le puso pañales a este niño, ropa de bebé ¡pañales al Hijo de Dios! era perfectamente humano, ¡Dios manifestado en la carne!, Increíble lección de humildad, el que vestia como Dios en los cielos, ahora deja su atuendo en el respaldo de su imponente trono, nace en pesebre y se viste de panales. María dió a luz a su hijo primogénito y lo acostó en un pesebre. Se piensa en la pobreza como la razón por la que no durmieron el mesón. Esta era una realidad, con riqueza hubiesen obtenido un hospedaje adecuado. Por eso la frase “no había lugar para ellos” debe de tener un valor enfático. Otros piensan que no durmieron en el mesón, pues este estaba completamente ocupado debido a la cantidad de transeúntes que habían venido a empadronarse, a mi me gusta pensar que era la necesidad del aislamiento lo que llevo a que fueran a dormir al pesebre .María no podía evitar en su parto las asistencias que otras mujeres le iban a prestar. Y esto es lo que desea evitar. Su parto iba a ser virginal, por lo que esta reserva se imponía por un doble motivo.
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