SI DESEA INSCRIBIRSE PARA RECIBIR LAS REFLEXIONES TEOLOGICAS DE LUNES A VIERNES, FAVOR DE ESCRIBIRNOS
http://joyasdelabiblia.blogspot.com
El bosquejo de esta sección de la epístola de romanos es como sigue:
Tema: La justificación es sólo por gracia, mediante la fe romanos 3.21 al 5.21
- La justicia de Dios preservada a través de la muerte de Jesús por nosotros 3.21-26
- La justificación es sólo por la fe 3.27-31
- Abraham es justificado por la fe, no por las obras 4.1-25
- Una vez justificados por la fe, triunfamos aun en los sufrimientos 5.1-11
- Merecemos la muerte por el pecado de Adán, pero recibimos la vida eterna a través de la obediencia de Cristo 5.12-21
Uno de los conceptos claves en toda la doctrina paulina y en especial en esta sección de la carta de romanos, es el término “Gracia”. No se puede entender el misterio de la encarnación, ni la obra de Cristo, si no se tiene un entendimiento de lo que es la gracia de Dios. Ahora, en esta sección de la carta, hay tres conceptos unidos, que generalmente, estudiamos por separado. 1) Gracia 2) Redención 3) Justificación. En el orden que presenta el apóstol Pablo, la redención, viene primero y obra la justificación. Desde el huerto del Edén, hasta el huerto del paraíso celestial, la sangre del sacrificio constituye el testimonio permanente de la gracia de Dios y las bases para toda justificación. Al igual que el hombre caído fue vestido con las pieles de los animales sacrificados por el mismo Dios (Gen 3.21), la sangre del Cordero se derramó para revestir con la justicia de Dios a los que acepten recibir esta gracia. Curiosamente la palabra gracia, charis, es de la misma raíz que chara, «gozo», y chairo, «regocijarse». Charis causa regocijo. Es la palabra que designa la gracia de Dios, al extenderse ésta al hombre pecador. Significa favor inmerecido, bendición a que no se es acreedor, un don gratuito
Para comprender debidamente el sentido del término "gracia", conforme el Nuevo Testamento nos lo ofrece, debemos de percatamos del contraste bíblico entre "gracia" por parte de Dios, y "mérito", "esfuerzo", "obra" por parte del hombre. En este sentido podemos definir concisamente la gracia como "todo don inmerecido de Dios a los hombres", y, más en concreto, "el don inefable de Dios, en Jesucristo, a los pecadores". Véanse Luc. 2:52; Hecho. 2:47; Roma. 5: 15, 17,20; 11:6; 1.a Cor. 15:10; 2.a Tim. 2:1; Tito 2:11.
Esta gracia, es llamada de diferentes maneras "gracia de Dios", "gracia en Cristo", "gracia del Señor Jesucristo", está revestida de los siguientes caracteres:
- Es revelada por Cristo (Jun. 1:17; Roma. 1:5)
- Es dada en atención a los méritos, obediencia y acción redentora de Jesucristo (Roma. 3: 24; 5: 21)
- Es en Cristo en quien somos agraciados ("ekharítosen", Ef. 1: 6-7)
- Así que viene a ser un estado del creyente (Roma. 5:2)
- Sus frutos han de verse (1.a Cor 7:19; 2.a Cor. 5:17; Gal.. 6:15), pues el favor y el poder de Dios han de manifestarse, en el creyente, en una conducta digna de Dios (2. a Pedro 1: 4)
- La gracia fluye de la elección divina y se hace efectiva por el soberano llamamiento de Dios (V. In. 6:44; Ef. 2:8; 1.a Tes. 1 :5)
- Ante ella, no permanecemos pasivos (V. 1.a Cor 10:12; 15:10; 2.a Cor. 6:1; 2.a Tes. 2:15), lo cual no disminuye la fuerza de la gracia ni la seguridad del creyente
- La gracia, en fin, es el Evangelio o Buena Noticia de salvación (Hecho.14:3; 20:24,32).
Quiere decir que somos justificados, esto es, declarados no culpables, en virtud de la redención y la redención es basada en la Gracia de Dios. Cuando en la corte el juez declara inocente al acusado, se eliminan todos los cargos del acta. Legalmente, es como si la persona jamás hubiera sido acusada. Cuando Dios perdona nuestros pecados, limpia nuestros antecedentes penales. Desde su perspectiva es como si nunca hubiéramos pecado. La redención se refiere a que Cristo libra a los pecadores de la esclavitud del pecado. En los tiempos del Antiguo Testamento, a una persona con deudas podían venderla como esclava. Luego el pariente más cercano podía redimirla comprando su libertad. Cristo compró nuestra libertad. El precio fue su vida. Cristo es nuestro sacrificio expiatorio. En otras palabras, Él murió en nuestro lugar por nuestros pecados. El enojo de Dios con los pecadores es legítimo. Se rebelaron contra Él, se apartaron de su poder regenerador. Pero Dios declara que la muerte de Cristo es el sacrificio designado y apropiado para nuestros pecados. Cristo, pues, ocupó nuestro lugar, pagó la pena de muerte por nuestros pecados y satisfizo a plenitud las demandas de Dios. Su sacrificio otorga perdón, remisión y libertad
No hay comentarios:
Publicar un comentario