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Porque es necesario que el obispo sea irreprensible como mayordomo de Dios; que no sea arrogante, ni de mal genio, ni dado al vino, ni pendenciero, ni ávido de ganancias deshonestas. Antes bien, debe ser hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo y dueño de sí mismo; que sepa retener la palabra fiel conforme a la doctrina, para que pueda exhortar con sana enseñanza y también refutar a los que se oponen.
David Alfonso Meléndez , uno de nuestros fieles lectores, desea que hablemos sobre la ordenación de ministros homosexuales al ministerio.Como ya estuvimos mandando una reflexión sobre el tema, queremos referir la dirección del artículo. En ese artículo hay información teológica y científica suficiente, que permitirá tomar una decisión sabia, en esta reflexión solo abordaremos el tema, con referencia al ministerio. http://joyasdelabiblica.blogspot.com/search/label/Homosexualismo.%20Historia
Tristemente para todos los que hemos vivido el cruce generacional, los que hemos tenido la experiencia de vivir en dos siglos y en dos generaciones, el concepto “Ministerio” a decaído mucho, no solo los parámetros bíblicos de cómo entrar a un ministerio, se han deteriorado, sino también, la forma en que ese ministerio debe ejercerse se a estropeado, las técnicas pastorales son diferentes, el contenido doctrinal y expositivo de los mensajes ha cambiado, la cultica y la forma de expresar nuestra fe en los cultos ha variado tanto, que los cultos en la era posmoderna son espectáculos. Basta con que una persona tenga poder de expresión, capacidad gerencial y un titulo académico, para que entre al ministerio. ¡Como añoramos el tiempo de nuestros padres! Esa es la razón por la que hay personas sin los kilates necesarios en el ministerio, y esa es la razón del minifundismo teológico-eclesial del momento.
¿Cuáles son los requisitos que exige la Biblia al que es llamado al ministerio? Ante todo, el ministerio es un Don del Señor, dado a su Iglesia (No ha individuos) para que sea edificada y se expanda en la tierra. El ministro es un colaborador de Dios (1 Corintios 3:9) lo que le confiere un inestimable honor y a la vez una tremenda responsabilidad.. Sumado a esto, el Nuevo Testamento enseña que el fin del ministerio es uno solo “El ministerio de la palabra” (Hechos 6:4). Cualquier forma de ministerio ha de tener en el fondo esta única finalidad. No predicar la palabra, sino psicología, es una desviación del ministerio. Predicar la palabra y no vivir de acuerdo a las normas de santidad que ella exige, es una colosal ofensa a Dios y a su Cristo.
Carácter santificado, acorde a los principios bíblicos, es el primer requisito para ser ministro, en muchas profesiones humanas, la eficiencia es independiente del modo de vivir de la persona que lo ejerce, su vida privada poco afecta a la habilidad del profesional: Abogado, Cirujano, Dentista. Pero no puede ser así con los ministros que han de guiar a las personas a la santidad y a fines loables y santos. La vida privada del ministro debe estar por encima de cualquier censura. No veo como una persona puede llegar a ser ministro, si su vida privada no está por encima del reproche. Seriedad, Sobriedad, Sensatez, Afabilidad, Justicia, Autenticidad, Madurez, Voluntariedad, Diligencia desinteresada, Ejemplaridad, Dedicación plena, humildad, Abnegación, Valentía, Sinceridad, Solidaridad, Firmeza, Amor sin debilidad, Santidad sin orgullo, Apego a los valores bíblicos, es lo que la Biblia exige del ministro.
Cuando se trata del tema de los homosexuales en el ministerio tenemos que hacer varias aclaraciones
- No se puede deshumanizar a nadie, todos somos creados por Dios, pero caídos, con toda la miseria que eso entraña, incluyendo los problemas de la sexualidad, que es uno, dentro de miles de pecados productos de la caída.
- Todos somos seres sexuados. de acuerdo con las escrituras, la sexualidad no solo es parte, sino que es esencial a nuestra naturaleza
- Todos somos pecadores , la caída a corrompido y distorsionado cada parte de nuestro ser
- La sexualidad es un don de Dios. Y somos responsables por ella.
Nosotros como cristianos tenemos que aprender a juzgar a las personas, no por lo que son, sino por lo que hacen, la razón es porque no somos omniscientes, solo Dios conoce el corazón humano. Tenemos que ser rigurosos a la hora de trazar la línea entre ser y hacer. Es muy diferente dedicar al ministerio a una pareja homosexual estable, lo cual es pecado, a consagrar a una persona que resiste la tentación y busca de Dios. No obstante, recomendamos fuertemente, que frente a las congregaciones estén parejas heterosexuales debidamente casadas, y no ministros solteros, de cualquiera de los dos sexos, para evitar posibles escándalos y rumores.
De especial importancia para cada individuo, inclusive los que luchan con las tentaciones o con conducta homosexual, es la necesidad de la reconciliación con Dios mediante su Hijo Jesucristo. Los creyentes que luchan con las tentaciones homosexuales tienen que ser animados y reforzados por los otros hermanos (Gálatas 6:1,2). De la misma manera, debe instruírseles de que la tentación es universal, que en sí no es pecado, y que es posible resistirla y vencerla (1 Corintios 10:13; Hebreos 12:1-6). El cambio no siempre es fácil pero es posible. Puede requerir la ayuda de otros del cuerpo de Cristo, tales como consejeros o pastores, y también un apoyo de la familia cristiana.
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