Cain, el primer asesino Genesis 4:11 y 12

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Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.

En ningún momento Dios quiere que Caín muera, ¿Por qué? Dios quería levantarle descendencia a Caín, ¿Cuál es la razón? Dios únicamente lo castiga privándolo de la fertilidad de la tierra. Así como el derramó la sangre de su hermano en la tierra, en castigo, esa misma tierra, que abrió su boca, para beber la sangre de su hermano, no seria fértil para él. Una interpretación judía tradicional, dice que la tierra actúo en complicidad con Caín, al beberse la sangre, y los Tosafistas, indican que la tierra abrió la boca lo mas que pudo para tragarse el cadáver de Abel (sanh 37b). Lo cierto es que aunque Caín había matado con premeditación, gozó, sin embargo de cierta clemencia de parte de Dios, ya porque la raza humana corría el riesgo de que se extinguiera con su muerte, ya porque el acecino ignoraba la gravedad del hecho y los golpes que había propinado a su hermano, ya porque no se le había enseñado que el asesinato era un acto delictivo o porque la pena no se puede aplicar cuando no hay tribunal o testigos. Lo innegable es que Dios permitió que Caín levantara descendencia. Al igual que permitió que el hombre eligiera el mal, permitió que Caín levantara descendencia. Dios siempre quiso que el ser humano tuviera capacidad de opción, y para que exista el bien tiene que existir el mal, y el mal existe porque existe el bien, uno excluye al otro y al mismo tiempo lo incluye. Dios a diferencia de los nazis, no perseguía perpetuar una raza perfecta, estaba dando la capacidad de opción.
Compendiándolo todo. Caín, por fin, perpetró el temible crimen. Es el primer homicidio de la historia, y el autor sagrado ha querido ponderar su gravedad apelando al llamamiento de la conciencia al bien antes de que se perpetrara tal enormidad, por eso Dios le dice a Caín, en los versos 6 y 7, antes de que cometa el crimen “Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”. Ya cometido el crimen, Dios no puede dejar impune tal acción, y por eso pide cuentas al propio Caín. Es sentencia divina de que quien “derramare la sangre del hombre, su sangre será derramada, porque a imagen de Dios ha sido hecho el hombre.” Por esto la sangre de Abel clama al cielo desde la tierra en que fue derramada, y pide justicia a la venganza divina. El homicida, atormentado por su propia conciencia, se ve forzado a huir de aquellos lugares, que le recuerdan a su hermano y el crimen en él cometido .Y huye, sin poder detenerse, perseguido por la sombra de su víctima y la acusación de su conciencia, temiendo que una mano vengadora descargue sobre él un golpe mortal. Pero ¿de quién podía temer la venganza, si no existía más que Caín? Pero el autor sagrado, al describir a Caín errante, piensa en la suerte del homicida de su tiempo que tiene que andar errante huyendo de su go'el, o vengador de la sangre. Entre las tribus beduinas, donde no existe policía organizada, cuando hay un homicidio, un pariente de la víctima debe comprometerse a buscar al asesino y a darle muerte. Esta concepción es la que aparece reflejada en el caso de Caín. La sangre de la víctima inocente clama venganza al cielo. Según el texto bíblico, Caín en adelante será como maldito de la misma tierra que ha recibido la sangre del inocente. En adelante tendrá que luchar contra ella, pues ésta le negará sus frutos; es el castigo divino al homicida. Por ello, Caín es condenado a andar vagabundo por el mundo, huyendo del vengador de su hermano y de los lugares que le recuerdan a Abel.. El homicida reconoce su crimen: insoportablemente grande es mi castigo .Por ello llega a desear la muerte de manos del primero que le encuentre (v.14).Y así quiere huir hacia la estepa, donde no hay protección familiar alguna. Pero Dios no quiere que la venganza se ejerza ciegamente, y por eso dice que el que se vengue de Caín será siete veces vengado. Es la condenación de la ley de venganza llevada a cabo sin control. Y para destacar esta idea de protección sobre Caín, el historiador dice que le puso a éste una señal para que se le distinguiera y no se le matara. Según Jerónimo, esa señal impuesta por Dios a Caín es el temblor de su cuerpo y la agitación de su mente. En realidad no sabemos en qué consistió. Pero lo que el autor sagrado quiere destacar es la protección de Dios sobre él para que no se ejerza la venganza, que pudiera ser principio de una cadena interminable de crímenes, como lo denuncia el fiero hijo de Caín, Lamec: “Si Caín sería vengado siete veces, Lamec lo será setenta veces siete.”Parece que el historiador quiere condenar aquí los abusos del derecho de venganza que se daban en su tiempo. Dios se encargará de hacer justicia, y, en el caso de Caín, el castigo será el remordimiento y el verse obligado a andar errante sin encontrar tranquilidad. Después el historiador consigna que Caín se apartó de Jehová, que habitaba en Edén, y se marchó a habitar a la tierra de Nod, al oriente de Edén. No podemos localizar el lugar de morada de Caín, pero nod en hebreo significa “andar errante”; así que el nombre de esa región parece buscado para expresar que Caín se dirigió hacia tierras deshabitadas para continuar su vida errante y fugitiva. En todo esto hay indicaciones espirituales que podemos distinguir y poner en práctica para nuestro provecho personal.

1. Caín siguió un camino descendente de la presencia de Dios, a la ausencia de Dios, comenzó con una mala ofrenda y termino por un asesinato.
2. Caín se negó a cumplir la expectativa de Dios, que era proteger a su hermano
3. Siempre cuando Dios disciplina a alguien, lo cual es completamente bíblico, aunque le priva de su presencia directamente, lo mantiene protegido. Caín estaba siendo disciplinado por Dios, pero Dios pone su sello de protección sobre el.
4. Entre el ser humano, y el mundo que lo rodea, hay una conexión inevitable, los pecados del hombre maldicen la tierra, por eso Pablo dice que aun la tierra esta sujeta a vanidad, por causa de la caída del hombre Romanos 8:20-21: Y Amos 4:6-11, refleja esta verdad, Dios castiga los pecados del pueblo en la falta de fertilidad y producción de la tierra.