jueves, 25 de febrero de 2010

Predicación apostolica, base, centro y objetivos. Hechos 2:37-47

MINISTERIO DE REFLEXION TEOLOGICA EN LINEA

(773)542-9068
Para recibir de lunes a viernes estas reflexiones, escriba a
http://perlitaspastorales.blogspot.com (pentecostalismo clásico)


La predicación apostólica, centro, base y objetivos.

Hechos 2:37-47

Entonces, cuando oyeron esto, se afligieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: — Hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: —Arrepentíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para todos cuantos el Señor nuestro Dios llame. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba diciendo: — ¡Sed salvos de esta perversa generación! Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados, y fueron añadidas en aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones. Entonces caía temor sobre toda persona, pues se hacían muchos milagros y señales por medio de los apóstoles. Y todos los que creían se reunían y tenían todas las cosas en común. Vendían sus posesiones y bienes, y los repartían a todos, a cada uno según tenía necesidad. Ellos perseveraban unánimes en el templo día tras día, y partiendo el pan casa por casa, participaban de la comida con alegría y con sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo el favor de todo el pueblo. Y el Señor añadía diariamente a su número los que habían de ser salvos.


Desde hace algunos días hemos estado discutiendo de la vida y obra de nuestro señor Jesucristo. Con motivo de la proximidad de la semana santa, queremos aclarar, o recordar, temas alusivos a este gran evento que dividió la historia en dos. Creemos que no podemos pasar por alto, ahora que estamos hablando del sacrificio de Cristo, un tema tan importante como lo es la predicación cristiana. Su centro, su base y su objetivo. Tomamos como base para este análisis, este texto, pues registra la primera predicación cristiana que se conoce en la historia.

La característica más extraordinaria de la predicación cristiana, según vemos en este pasaje y en el Nuevo Testamento, es el acento que se pone en la resurrección. Los primeros predicadores estaban seguros de que Cristo se había levantado de entre los muertos, y seguros, en consecuencia, de que los creyentes también serían resucitados en el día señalado. Esto los distinguió de todos los demás maestros del mundo antiguo, sobre todo del mundo judío y griego.

La predicación cristiana no es una desapasionada recitación de verdades moralmente neutras, ni de otros temas; es Dios mismo que aparece en escena y enfrenta al hombre con una demanda de decisión. El reino de los cielos o reino de Dios es el tema central de la predicación. El reino de los cielos, es la soberanía espiritual que Cristo ejerce por medio de la predicación de su palabra y la operación del Espíritu Santo.

No se trata de un discurso religioso a un grupo cerrado de iniciados, sino una abierta y pública proclamación de la actividad redentora de Dios en y por medio de Jesucristo. La concepción popular actual de la predicación como exposición bíblica y exhortación ha tendido a oscurecer su significado. El estudio de los verbos en el Nuevo Testamento Griego para la actividad de predicar nos lleva a su sentido original. El más característico de ellos (que aparece más de sesenta veces) es Kerisso, ‘proclamar como heraldo’. En el mundo antiguo el heraldo era una figura de considerable importancia. Un hombre de integridad y carácter, estaba al servicio del rey o el estado para hacer las proclamaciones públicas. Predicar es hacer las veces de heraldo; el mensaje que se proclama constituye las buenas nuevas de salvación (evangelisso).

En consecuencia la predicación cristiana, persigue objetivos diferentes que cualquier otra disciplina, veamos.
  1. Una profunda convicción. Verso 37: “Al oír esto, se compungieron de corazón, Sintieron los clavos con los que habían traspasado las manos de Cristo, penetrando en sus propios corazones.
  2. Una confesión franca y un deseo de hacer algo al respecto Verso 37. “dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?” Esta pregunta sincera brota de corazones que han sido impactados por la palabra de Dios, mediante el Espíritu en sus corazones
  3. Claras instrucciones, Verso 38. Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. La respuesta de Pedro, no fue, reformaos, civilizaos, sino arrepentíos y bautícense. La predicación cristiana, es un llamado al arrepentimiento de los pecados, es una apelación a la conciencia..
  4. Una recepción abierta. Verso 41 “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”. Debe haber una recepción por parte del pecador, admisión, aceptación. El que oye el evangelio, debe levantar su mano y decir, “Yo quiero aceptar a Cristo como mi salvador personal”. No es sentarse en la banca de una iglesia, a oír charlas y mas charlas de psicología y positivismo, se debe hacer un paso de fe público.
  5. Un progreso firme, Verso 42. “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”. Había comprometimiento, sentido de pertenencia, estaban ligados a una doctrina y a unos maestros, los apóstoles, esta señal de compromiso se hace evidente, en su perseverancia, en la doctrina y en la comunión, la vida interna, se reflejaba en la vida externa.
  6. Había cooperación Verso 44 y 45. “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”. ¡Que diferente esta predica y convivencia cristiana a la de hoy en día! Cuando se predica, como se debe predicar, no teologías baratas, los resultados son genuinos. ¡Que triste es que ya en nuestros púlpitos el modelo de predicar no sigue este mismo patrón.
  7. Había un gran júbilo Verso 46.47. “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. Pues claro que había júbilo, y una alabanza genuina, la iglesia estaba edificada sobre la palabra, sobre una enseñanza sólida.

Querido pastor, no deje que tomen el pulpito de su iglesia, para hablar de otra cosa que no sea Cristo y este crucificado, proteja su congregación, déle buena comida a sus ovejas.

No hay comentarios:

VISITE TAMBIÉN


http://joyasdelabiblia.blogspot.com/

http://lecturabiblicaparahoy.com/reflexion/indexComparte.php