martes, 20 de abril de 2010

Deberes familiares: 1 Timoteo 5:8

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1 Timoteo 5:8

Si alguien no tiene cuidado de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.

La gente de hoy quiere recibir todo “en una fuente de plata”, sin tener que hacer ningún esfuerzo. Quieren tener a su disposición todos los servicios sin costo alguno y sin compromiso de su parte. Simplemente quieren entretenimiento y diversión. En la iglesia las personas carnales, o quizá no verdaderamente cristianas, que tienen puestos de liderazgo hacen contrapeso al pastor que siente el compromiso de la Gran Comisión y la santidad. En el matrimonio es aun peor. Aún peor es la cantidad cada vez mayor de personas que no se casan formalmente, para no correr ni el riesgo del compromiso ni con el gasto de una ceremonia. Estar en una relación es responsabilidad, es la obligación de ajustar la vida para vivir con otro, sea en la iglesia, sea en la familia o sea en el trabajo.
El matrimonio es una institución social que crea un vínculo entre sus miembros. El matrimonio establece entre los cónyuges, obligaciones, derechos, compromisos. El egoísmo, la timidez, los modales incorrectos, la apariencia descuidada, la supersensibilidad, el mal genio, la manipulación de otros y el ser criticón, son todos síntomas de falta de compromiso.
  1. La persona comprometida no te critica constantemente
  2. Una persona comprometida le presta atención a lo que tu dices
  3. Una persona comprometida asume las responsabilidades familiares
  4. Una persona comprometida pone sus deseos en segundo lugar.
  5. Una persona que no esta comprometida, actúa como superior a ti
  6. Una persona que no esta comprometida, no le presta atención a lo que tu sientes
  7. Una persona que no esta comprometida, tiene preferencias por otras personas antes que por ti.
  8. Una persona que no esta comprometida no se esfuerza en añadirle romanticismo a la pareja.

Sin compromiso no se logra nada, las iglesias se estancan, los matrimonios se pierden, las familias se rompen. El compromiso es una virtud muy apreciada. Los que la poseen tienen el poder de perseverar y de seguir su corazón. Son capaces de hacer algo porque realmente les apetece, sin importar todo lo demás. No es necesario comentar mas sobre la importancia que supone contar con este material en una iglesia, familia, o matrimonio. Es garantía de éxito. Hacer compromisos es una parte natural y necesaria para convivir y progresar en este mundo, pero además es indicativo de madurez. Solo a los adultos se les permite contraer matrimonio, hacer negocios, desempeñar trabajos profesionales y votar en elecciones.
Sin compromiso, dice Elmer N. Dunlop Rouse, no somos idóneos para ningún trabajo espiritual. Sin compromiso, comemos indignamente la cena del Señor como explicó Pablo: "Por lo cual hay muchos enfermos entre vosotros y muchos duermen" (1 Cor. 11:30). Sin compromiso, nos volvemos como los profetas malvados de Israel, mencionados en Isaías 56:9-12. Sólo cito el versículo 10 de esta amonestación fuerte de Isaías: "Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir". Sin compromiso, nos falta dirección. Adeudos mundanos se pasan a primer lugar y las cosas de Dios se dejan para "ahorita". Espinos de apuros mundanos ahogan a los deseos de Dios (Lucas 8:14). Sin compromiso nos comprometemos con cosas mundanas como partidos, deportes, deudas, organizaciones y vendemos nuestra bendición espiritual por un guiso rojo como Esaú (Gen. 25:34). Abandonamos cosas divinas y preciosas por basura (Fil. 3:8), por lo vano y pasajero. Nuestros ministerio necesitan gente de compromiso, nuestros matrimonios necesitan gente de compromisos, nuestro país, nuestra iglesia, necesita gente de compromiso.

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