MINISTERIO DE REFLEXION TEOLOGICA EN LINEA
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POR FAVOR ESCRIBANOS A LA NUEVA DIRECCION
Nuestra respuesta al evangelio
Hechos 3:19
Por tanto, arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados; de modo que de la presencia del Señor vengan tiempos de refrigerio.
Nuestra salvación es una combinación de acciones divino-humanas. Aun dentro de la trinidad existe una diversidad de acciones y funciones a la hora de aplicar la redención al ser humano. Dios mismo, por medio de la predicación de la palabra, nos extiende el llamamiento del evangelio, es una llamado de gracia, sea cual sea el nombre que se le de a esta gracia. Mediante la obra del Espíritu Santo somos regenerados, es decir, recibimos nueva vida espiritual dentro de nosotros. Ahora, ¿Donde comienza la vida cristiana? ¿Cual es nuestra responsabilidad y respuesta al llamado del evangelio? La conversión es nuestra respuesta voluntaria al llamado del evangelio. Mediante la conversión, nos arrepentimos y ponemos nuestra confianza en Cristo. Que nosotros en nuestro libre albedrío respondemos al evangelio voluntariamente, es claramente sustentado en la Biblia. En efecto, Cristo invitó a la fe y a la conversión, él no forzó jamás a nadie."Dio testimonio de la verdad, pero no quiso imponerla por la fuerza a los que le contradecían. Pues su reino crece por el amor con que Cristo, exaltado en la cruz, atrae a los hombres hacia él".
En el inicio de nuestra vida cristiana hay tres eventos: a) fe salvadora b) arrepentimiento c) conversión. Podemos examinar cada uno de estos eventos por separado, pero en realidad son inseparables, no importa cual estudiemos primero pues ninguno de ellos puede suceder sin el otro.
Si hay una fe genuina, de seguro va a ver arrepentimiento, y si hay arrepentimiento es porque hay fe genuina. Por otra parte si hay arrepentimiento y fe, de seguro hay conversión.
El esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el movimiento del "corazón contrito"(Sal 51,19), atraído y movido por la gracia (cf Jn 6,44;12,32)a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero (cf 1 Jn 4,10). El corazón del hombre es rudo y endurecido. Es preciso que Dios dé al hombre un corazón nuevo (cf Ez 36,26-27).La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a él nuestros corazones:"Conviértenos, Señor, y nos convertiremos"(Lc 5,21).Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo. Al descubrir la grandeza del amor de Dios, nuestro corazón se estremece ante el horror y el peso del pecado y comienza a temer ofender a Dios por el pecado y verse separado de él. El corazón humano se convierte mirando al que nuestros pecados traspasaron (cf Jn 19,37;Za 12,10).
El arrepentimiento (llamado también contrición, Latín “"animi cruciatus”) es el estado de conmoción interior, provocado por la fe en cristo que nos lleva a: 1) reconocer nuestras faltas cometidas b) Sentir vergüenza por ellas c) Tratar de repararlas (conversión) debe estar inspirado en motivaciones que brotan de la fe. Si el arrepentimiento es concebido por amor de caridad hacia Dios, se le llama "perfecto"; si está fundado en otros motivos, como temor al infierno, reprimendas, etc., se le llama "imperfecto". La diferencia entre arrepentimiento y conversión es que mientras el arrepentimiento es contrición interior, la conversión es un cambio de vida en la práctica.
Por ultimo la fe. Aunque la fe se basa en el conocimiento de la voluntad de Dios, el conocimiento solo no es suficiente. La fe salvadora involucra mas que conocimiento. El conocimiento de los hechos de la vida y obra de Cristo no es suficiente, se necesita aprobar esos conocimientos, tenerlos por verídicos, histórica y espiritualmente. Nicodemus sabia, que Jesús había venido del Dios, pero eso no significa que Nicodemus tenia fe salvadora, pues todavía tenia que poner su confianza en Cristo como salvador, tenia que creer en el. YO DEBO DECIDIR Y DEPENDER DE JESUS PARA SALVARME PERSONALMENTE. Eso es pasar de ser un observador interesado en los hechos y en las enseñanzas de la Biblia, a ser alguien que tenga una nueva relación con Cristo.
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