miércoles, 5 de mayo de 2010

Venida del Paracletos Juan 16:26-28


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Significado de la venida del Paracleto, 16:5-15.

Juan 16:26-28

En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo he salido de la presencia de Dios. Yo salí de la presencia del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y voy al Padre.


La oración es parte fundamental en todas las religiones; Islamismo. Budismo, Zoroastrismo. En el cristianismo, la oración es diferente, aunque sigue siendo una parte fundamental. Si bien se divide en varios campos; Oral (agradecimiento, petición, arrepentimiento; Mental (meditación, contemplación) Litúrgica, Comunitaria, Privada, Publica, es una sola cosa, “es el dialogo de la persona o la comunidad que esta en comunión con Dios”.

Este capitulo es el espinazo de la oración cristiana y la comunión con Dios. En esta división se habla del Paracleto, más ampliamente que en los capítulos 14 y 15; de su acción “testificadora” y “docente.” Sin la cual la oración es imposible. Cristo les enseña que han de rogar al Padre por la fe en Cristo, el Hijo de Dios encarnado. Hasta ahora ellos sabían el gran poder intercesor de Cristo (Juan 11:22).Pero no lo habían puesto a él como intercesor, no habían pedido en su “nombre”. Y mucho menos habían experimentado la obra del Espíritu Santo en la comunión directa con Dios.


La oración cristiana se basa en tres elementos esenciales.
  1. No existe verdadera oración sin la fe en Cristo. La base de la oración cristiana, es la obra de Cristo en el Calvario. Creemos que Cristo es el Hijo de Dios, segunda persona de la trinidad. Creemos que su sacrificio fue suficiente para quitar nuestros pecados. Creemos que Cristo intercede por nosotros ante el Padre. Con su venida al mundo, Cristo preparó un camino para que nosotros llegáramos a la presencia de Dios, sin necesidad de sacrificio. Con su ascensión al cielo, Cristo nos colocó en ese camino. ““¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” Romanos 8:34” .
  2. La relación que tenemos con Dios, es una relación de amor. Dios es nuestro padre, no nuestro juez, el nos ama “pues el Padre mismo os ama”. Lo que se enseña en otras religiones es una relación de sometimiento. Aunque nosotros estamos sometidos a Dios, es por amor y voluntariamente. No hay ninguna ley que nos obligue. “Pero gracias a Dios porque, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de enseñanza a la cual os habéis entregado Romanos 6:17” Por eso cuando oramos estamos seguros de la respuesta “¿Qué padre de entre vosotros, si su hijo le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente? O si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenos regalos a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que le pidan?”
  3. El cristiano tiene un paracleto, un auxiliador que nos enseña y nos comunica con el Padre. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Romanos 8:26.

    El principio de todo esto es la fe. La verdadera fe es indispensable para el éxito en la oración.

  1. Despierta el impulso genuino, el deseo para orar y buscar la presencia de Dios.
  2. Señala el verdadero camino en la oración: “Sin fe es imposible agradar a Dios, el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan” Hebreos 11:6. Ni ceremonias, ni ritos, ni rezos. SOLO FUNCIONA LA FE.
  3. Revela el verdadero espíritu del orador y la oración. Se actúa en fe sobre las promesas de Dios. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:20, 26.
  4. Mueve la mano de Dios, cuando se pide en fe, por medio del nombre de Cristo, el poder de Dios se activa a favor de nosotros.

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